Bauticé este diario como un viaje imposible porque no creía que fuera a lograr ninguna de mis pretensiones, porque me sentía como un náufrago sin rumbo, aunque uno ya ha aprendido que lo importante del viaje es el camino. Porque no era yo la persona indicada para este proyecto. Ahora no sé si debería cambiar el nombre del blog, porque algunas cosas que me parecían imposibles ya no lo son tanto. A ver si va a ser verdad que hay que tener cuidado con las cosas que se desean porque se pueden cumplir.
Hasta ahora esta bitácora sólo me ha dado satisfacciones. Os tengo que contar una historia. Hace unos meses, cuando empecé a escribir este humilde blog, quería entre otras cosas que todo esto sirviera para reencontrar a algunas personas que había perdido por el camino. Lancé llamadas al aire, como si fueran mensajes en una botella, aunque pensaba que jamás llegarían a su destino. Algunos mensajes no habrán llegado, de otros aún espero respuesta, pero antes de que pudiera imaginármelo se ha producido la magia. Mi amigo Gerardo ha respondido a mi llamada al oír el eco de mi voz. Ahora me entran ganas de escribir otros mensajes y lanzarlos al ciberespacio. ¡No puedo evitarlo! Todo es posible. Así que náufragos, viajeros, oficiantes de la supervivencia, compañeros todos, seguid fieles a vuestro instinto, continuad sin desviaros ni un momento de lo que deseáis, y procurad ser tiernos y felices (un buen consejo que siempre intenté seguir).
La luz de Granada iluminaba la ciudad esa mañana. No sé por qué, pero me viene a la memoria un olor a tierra mojada. Esperaba a los pies de La Alhambra y apareciste tú. Una mirada a través de un cristal, y nuestros mundos se encontraron. Luego llegaron los cafés, los poemas, las aceras, las esquinas. Y después de una ausencia tan larga te encuentro como si nada a través de esta ventanita. Esto es increíble. Y vendrán seguro nuevos cafés, nuevos poemas, nuevas ciudades.
Hasta ahora esta bitácora sólo me ha dado satisfacciones. Os tengo que contar una historia. Hace unos meses, cuando empecé a escribir este humilde blog, quería entre otras cosas que todo esto sirviera para reencontrar a algunas personas que había perdido por el camino. Lancé llamadas al aire, como si fueran mensajes en una botella, aunque pensaba que jamás llegarían a su destino. Algunos mensajes no habrán llegado, de otros aún espero respuesta, pero antes de que pudiera imaginármelo se ha producido la magia. Mi amigo Gerardo ha respondido a mi llamada al oír el eco de mi voz. Ahora me entran ganas de escribir otros mensajes y lanzarlos al ciberespacio. ¡No puedo evitarlo! Todo es posible. Así que náufragos, viajeros, oficiantes de la supervivencia, compañeros todos, seguid fieles a vuestro instinto, continuad sin desviaros ni un momento de lo que deseáis, y procurad ser tiernos y felices (un buen consejo que siempre intenté seguir).
La luz de Granada iluminaba la ciudad esa mañana. No sé por qué, pero me viene a la memoria un olor a tierra mojada. Esperaba a los pies de La Alhambra y apareciste tú. Una mirada a través de un cristal, y nuestros mundos se encontraron. Luego llegaron los cafés, los poemas, las aceras, las esquinas. Y después de una ausencia tan larga te encuentro como si nada a través de esta ventanita. Esto es increíble. Y vendrán seguro nuevos cafés, nuevos poemas, nuevas ciudades.
2 comments:
Viaje a ninguna parte es una buena excusa para el viaje. Lo importante no es el final sino lo que encontraras en el camino, los amigos, los amores, la aventura, lo que habrás vivido. Un viaje, el viaje de Uno, el viaje, está lleno de viajes. este es uno mas.
Pues sí, me dí cuenta en los comentarios jeje, te habrá sorprendido mucho, ya ves, me ha sorprendido hasta a mí que te reencontraras de este modo, pero bueno, quizá puedo ir pensando en hacer algo así, tengo algún amigillo que me gustaría ver y perdí el contacto.
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