Friday, April 30, 2010

Paul Cadmus, The Bath.

Como la noche no
quiero que tú desciendas,
no quiero cumplimiento
sino revelación.
Desciende hasta mis ojos
veloz, como la lluvia.
Como el furioso rayo,
irrumpe restallando
mientras quedan las cosas
bajo la luz inmóviles.
Que no quiero la dulce
caricia dilatada
sino ese poderoso
abrazo en que romperme.



The Cure - The Lovecats

Saturday, April 24, 2010

...la soledad del vaquero

Centauros del desierto (John Ford, 1956)

Si leemos estos días los periódicos, la realidad que construyen estos se parece cada vez más a una película de indios y vaqueros. Resta saber el final: lo mismo puede ser una obra maestra, de culto o un pésimo western moralista; o la vanguardia o el hazmerreír de Europa. (se hacen apuestas...).
Nuestro héroe podría parecerse al Shane de Raíces profundas, un vaquero solitario que surge de la nada para proteger a los granjeros acosados por los secuaces de Jack Palance, el pistolero más malo de la Historia del Cine. Hasta hace muy poco, que la opinión publica ha empezado a re-accionar, podía compararse con Kane, Gary Cooper en Solo ante el peligro, un alcalde a punto de retirarse que es abandonado por todos los ciudadanos cuando tiene que enfrentarse a una banda de malhechores que llega a la ciudad en busca de venganza. Pero últimamente veo a nuestro héroe más como al Ethan Edwards de Centauros del desierto, uno de los vaqueros más míticos del Western.
Un hombre se acerca lentamente por el desierto. Por su desgastado uniforme de Confederado sabemos que ha perdido una Guerra. La familia de su hermano sale al porche a recibirle. La mirada con su cuñada y la manera en que ella dobla y acaricia su capa esconden una historia de amor imposible, pero esta es otra historia... Una noche en su ausencia los comanches atacan la granja de su hermano, toda la familia es asesinada y su sobrina pequeña secuestrada. Inicia su búsqueda, durante años y años, hasta que la encuentra casada con el jefe indio. Aunque ella le pide que se vaya y la deje en paz, e incluso duda en matarla, cumple su misión de devolverle al hogar.
Realiza un trabajo para la comunidad, aunque no siempre utilice los métodos más ortodoxos, y luego se le expulsa de ella, o se le deja fuera, sin ningún miramiento.




Tears For Fears - Shout

Friday, April 16, 2010

14 de abril: homenaje a la República

El programa del Frente Popular empezaba con estas palabras: «La República concebida por los partidos que forman el Frente Popular, no es una república regida por motivos sociales o económicos de clase, sino un régimen de libertad democrática, inspirado en razones de interés público y progreso social».
Constancia de la Mora, Doble esplendor.


«Aunque el otoño de la Historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido,
Jamás renunciaremos
ni al más viejo de nuestros sueños»
Miguel Hernández

Estoy cansada de no saber dónde morirme. Esa es la mayor tristeza del emigrado. ¿Qué tenemos nosotros que ver con los cementerios de los países donde vivimos? [...]
¿No comprendéis? Nosotros somos aquellos que miraron sus pensamientos uno por uno durante treinta años. Durante treinta años suspiramos por nuestro paraíso perdido, un paraíso nuestro, único, especial. Un paraíso de casas rotas y techos desplomados. Un paraíso de calles desiertas, de muertos sin enterrar. Un paraíso de muros destruidos, de torres caídas y campos devastados [...] Podéis quedaros con todo lo que pusisteis encima. Nosotros somos los desterrados de España [...] Dejadnos las ruinas. Debemos comenzar desde las ruinas. Llegaremos.
María Teresa León, Memoria de la melancolía.

Con esta cita da comienzo El corazón helado, la novela definitiva sobre la Guerra Civil española de Almudena Grandes. Por fin me he animado a hincar el diente a la historia de estas dos familias, que sirven a Almudena para hacer un recorrido por la Historia más reciente de este país, la República, la contienda, la dictadura y el exilio, las dos Españas y el conflicto de las nuevas generaciones con la memoria.

Bajaban por Alcalá y bajaban por la Gran Vía, uniformados, peinados, pisando fuerte con sus botas, indemnes al sol y al fuego de las calles, y a cualquier inquietud, a cualquier preocupación, al miedo, porque habían ganado la guerra y eran los amos de la vida y de la muerte, de la ley y de la fuerza, de las cárceles y de los paredones, del cielo y de la tierra. Porque para eso habían acertado, pensó Julio, mientras a su alrededor los peatones corrían al borde de la acera para levantar el brazo, o en dirección contraria para ganar unos instantes de paz precaria, insuficiente, en las callejas oscuras o en los túneles del metro. Todo el mundo corría, hacia un lado y hacia el otro, pero él se quedó quieto...
Para él, España no era un país, sino un contratiempo, una anomalía que cambiaba de forma, de naturaleza, según las fechas y las circunstancias, como una enfermedad congénita, capaz de brotar y de desaparecer ella sola, o un grano rebelde que, sin picar mucho, tampoco deja nunca de resultar molesto. Ignacio Fernández Salgado, que nunca había estado en España, ya estaba harto de España, harto de la tortilla de patatas y de las sevillanas, de los villancicos y de los refranes, de Cervantes y de García Lorca, de los mantones y de las guitarras, de Fuenteovejuna y del Tenorio, del cerco de Madrid y del Quinto Regimiento, de comer uvas en Nochevieja y de levantar en el aire una copa de champán para escuchar siempre las mismas palabras, el año que viene en casa.
-¿Tú eres republicano? -y la niña rica del pueblo que había crecido sola entre olivares antes de vivir su traslado a un colegio de monjas de Jaén como una aventura incomparable, sintió un escalofrío en la espalda al pronunciar esa palabra ardiente y afilada, prohibida, clandestina.
-Sí -él contestó con mucha naturalidad, sin embargo.
-¿De verdad? -insistió, y le hizo sonreír.
-De verdad.
-¡Ah! -María sonrió a su vez, se quedó quieta, dejó que él se acercara-. ¿Y por qué?
-Porque creo que todos los hombres somos iguales -ella se dio cuenta de que estaba hablando en serio aunque la expresión de su cara siguiera siendo risueña-. Porque creo que todos deberíamos tener los mismos derechos. Porque lo que está pasando en Africa me da vergüenza. Porque no es justo que los pobres mueran como moscas mientras los ricos pagan para librarse de ir a una guerra que sólo les beneficia a ellos. Porque este país está mal hecho y hay que volver a hacerlo entero, de arriba abajo.
Almudena Grandes

¡A por la Tercera!



Rolling Stones - Start Me Up

por baltanar

Friday, April 02, 2010

4 años, ya

desde San Juan de Luz,
Saint-Jean-de-Luz, o Donibane Lohizune,
...y huyendo de las procesiones (que para eso son laicos),
cumplo cuatro añitos. Ya.


Llevas años enredad@ en mis manos, en mi pelo, en mi cabeza, y no puedo más, no puedo más.
Debería estar cansado de tus manos, de tu pelo, de tus rarezas, pero quiero más, yo quiero más.
No puedo vivir sin ti, no hay manera, No puedo estar sin ti, no hay manera...
Coque Malla


Sylvie Vartan - Tous Mes Copains