Cuando conocemos a alguien verdadero,
nuestra sorpresa es tal, que nos preguntamos
si no somos víctimas de un deslumbramiento
nuestra sorpresa es tal, que nos preguntamos
si no somos víctimas de un deslumbramiento

Cuando hemos perdido las ganas de manifestarnos,
nos refugiamos en la música, ese edén de los abúlicos
nos refugiamos en la música, ese edén de los abúlicos
EPÍLOGO
Y al fin reina el silencio.
Pues siempre, aún sin quererlo,
guardamos un secreto.