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Sunday, June 07, 2009

El desprecio

M.Piccoli y B.Bardot en Le Mépris

Y para finalizar este recorrido por 50 años de «nouvelle vague», si me lo permitís, los mejores títulos de crédito de la Historia del Cine.
Orson Welles ya había hecho algo similar en El cuarto mandamiento, pero sin la reflexión metacinematográfica que pretendía Jean-Luc Godard: mientras él mismo va diciendo los principales créditos del film, vemos el rodaje y cómo el equipo va dirigiéndose hacia los espectadores, hasta que la cámara queda justo en primer plano frente a nuestros ojos, los ojos del espectador.
Señoras y señores, nos disponemos a ver Una Película.


Le Mépris (Jean-Luc Godard, 1963)

Le Mépris, la primera película comercial de Godard, era una adaptación muy libre de la novela del mismo título de Alberto Moravia. En otras manos hubiera sido una superproducción estilo Hollywood; lo era, gran presupuesto, estrellas, Carlo Ponti quería a Sofía Loren, los productores americanos le impusieron a Brigitte Bardot (era ya un icono allí, y en Francia, después de Renault, quien más divisas proporcionaba al país). Para asegurar la taquilla le exigieron un desnudo de esos que la actriz había puesto de moda -osea, el culete-, que Godard para quitárselo de encima solventa en la primera secuencia, justo después de los créditos, y filmada con filtros de color que van variando, con lo que se pretende poner en evidencia aún más el artificio de lo que vamos a ver:
http://www.youtube.com/watch?v=v_m85eoa-8s


A pesar de que la Bardot dijo haberse sentido una marioneta, esta escena es de lo mejor de toda su filmografía. Mientras su personaje enumera una a una las distintas partes de su cuerpo, pregunta a su amante/ amado cuáles son las que más le gustan: la fragmentación del objeto de deseo, algo similar a la que había hecho con Anna Karina en Une femme est une femme.
¿Qué es El desprecio?
La historia de una triple de-construcción: la del objeto de deseo, y de las relaciones de pareja, el trayecto que va del deseo a la incomunicación, de cuando el amor se convierte en desprecio; y por último, es una reflexión sobre la evolución que ha sufrido el cine, desde los pioneros como Méliès, Porter o Griffith, que constantemente estaban creando lenguaje cinematográfico, al mero negocio en el que se ha convertido. Nada tiene que ver con el hecho cinematográfico que el productor quiera ver el culo de la estrella de moda.

«Las películas de Godard aún no han sido elevadas a la categoría
de clásicos u obras maestras... ...sus películas todavía no están embalsamadas, ni son inmortales ni inequívocamente «bellas». Conservan su capacidad juvenil de ofender, de parecer «feas», irresponsables, frívolas, presuntuosas, vacías. Los cineastas y espectadores siguen aprendiendo de las películas de Godard
y lidiando con ellas».
Susan Sontag, a finales de los 60, pero igualmente válido.

La película también es un homenaje a su admirado Fritz Lang, que se interpreta a sí mismo como un director de cine que prepara una adaptación de La Odisea, y sufre las exigencias de la maquinaria cinematográfica. (Le pasa a Godard en ese momento, y le pasó a Lang cuando abandonó Alemania para instalarse en Hollywood).
El desprecio también es una tragedia: una feliz pareja de recién casados entra en crisis cuando él, un escritor con vocación de dramaturgo, no puede rechazar la suculenta oferta de escribir un guión por parte de un productor americano, más interesado en hacer dinero y la mujer del guionista que en las preocupaciones estéticas del escritor y el propio Lang por hacer una buena adaptación de la obra de Homero.
(si en el personaje de Bardot queremos ver paralelismos con su relación personal con Anna Karina en ese momento, el interpretado por Jack Palance es una denuncia evidente de todo lo que tuvo que batallar con productores de tres países).


Pero lo más importante en el cine de Godard siempre es la reflexión sobre el propio acto de crear, la obra, y en este caso, la dificultad de asignar una autoría en un medio como éste donde interviene tanta gente. En la última secuencia de la película, vemos como el guionista desaparece cuando Lang se dispone a rodar un plano, y el propio Godard aparece como su ayudante de dirección. Esta escena resume a la perfección el espíritu de los chicos de Cahiers, la política de revisar lo hecho hasta ese momento, reivindicar lo válido, rechazar lo superfluo, y seguir investigando nuevas posibilidades. Como Ulises con su Itaca, Godard creía que más importante que la obra era el camino hasta llegar a ella, más importante el viaje (la construcción del guión y el rodaje) que el resultado final.

Penélope a la espera de su Ulises en Capri

«El desprecio es obra en proceso, texto inconcluso y recuento inabarcable de citas literarias y filosóficas. Es también una reflexión aguda sobre el propio lenguaje cinematográfico que deja tras de sí una profunda sensación de extravío. Es comprobación de que, ante el cine de Godard, nos encontramos siempre perdidos, sin señales de tránsito ni instrucciones de uso, más allá del placer de jugar, una vez más, con los juguetes del otro»
encontrado en RESONOCO. Una odisea en tierra de nadie. marfuerte@

Estilos Radicales: GODARD, por Susan Sontag.
Fuera de Campo. Después de todo, por Serge Daney.
El Criticón. crítica de Tomás Soria.
http://www.luispita.com/2005/10/maniaticos-la-vida-sigue: Blog Mismilmanías.

Wednesday, May 27, 2009

Las chicas de la Nouvelle Vague

Y Dios creó la mujer (Roger Vadim, 1956)

Y Roger Vadim creó a Brigitte Bardot, el animal más erótico del mundo, una mujer que no tenía reparos en mostrar su cuerpo y disfrutar de él. A pesar de la intención de Vadim, resultaba demasiado joven, demasiado inocente y con muchas ganas de divertirse como para ser una auténtica femme fatale. Fue como una bocanada de aire fresco para el cine francés. En Estados Unidos la adoraban, sólo su nombre llenaba los cines, sus películas -caso raro- se doblaban al inglés: mencionar el tándem Bardot-Vadim era sinónimo de «nouvelle vague» cuando poco o nada tenían que ver con este movimiento. No obstante, protagonizó una de las películas más emblemáticas del primer Godard, El desprecio. Su fama era tal, que fue elegida la primera Marianne de rostro conocido, el símbolo por excelencia de la República francesa. Abandona el cine en 1974, y a partir de entonces se ha dedicado a la defensa de los derechos de los animales, es una de las activistas más enérgicas en la protección de las focas, pero su apoyo público a Le Pen le ha debido pasar factura.


Viva Maria (Louis Malle, 1965)

Los amantes (Louis Malle, 1958)

Jeanne Moreau no era una recién llegada, tenía detrás una larga serie de películas y prestigio teatral. Pero fue Louis Malle, su amante en aquella época, quien la convirtió en la presencia irresistible que es, una mujer sensual, pero a diferencia de Bardot, inteligente y compleja. Malle las reunió en ¡Viva María!, un fracaso comercial que no llegó a alcanzar todas las expectativas. Las grandes películas que hicieron juntos son Ascensor para el cadalso, Los amantes, y Fuego Fatuo. Malle convirtió a la Moreau en una estrella.
Con Truffaut, rodó otro de los títulos claves de la «nouvelle vague», Jules et Jim, y La novia vestía de negro. Con Moderato cantabile gana la Palma en Cannes. Se sentía más cómoda con estos jóvenes directores, a quienes admiraba, que en grandes producciones. Una de las más Grandes: La noche, Eva, Campanadas a medianoche, Diario de una camarera, Querelle, Hasta el fin del mundo, y El tiempo que queda.




-LOS DIRECTORES
Y SUS MUSAS-.


Anna Karina
y Fanny Ardant.




Anna Karina

Anna Karina era una modelo y cantante danesa, a la que Jean-Luc Godard convirtió en su musa y esposa, y en la estrella más chic de la «nouvelle vague». Se casaron durante el rodaje de la película Una mujer es una mujer, que es prácticamente un homenaje a ella y una muestra de su amor. Con este film ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín. Hasta que duró su matrimonio, fue la protagonista de muchos de sus proyectos: Vivir su vida, El soldadito, Banda aparte, Pierrot el loco, Lemmy contra Alphaville, Made in Usa y La chinoise: los mejores y más recordados de la carrera de ambos.
Además, trabajó con Varda, Cléo de 5 à 7, con Rivette, en La religiosa o Suzanne Simonin, o con Visconti en El Extranjero. Rohmer, Fassbinder y la Justine de Cukor, junto a Anouk Aimée y Dirk Bogarde.



«Enseguida reconocí y aprecié en Fanny Ardant las cualidades que yo busco normalmente en los protagonistas de mis películas: vitalidad, valentía, entusiasmo, humor, intensidad y,
al mismo tiempo, el gusto por lo secreto, un aspecto arisco,
una pizca de salvajismo y, por encima de todo, algo vibrante».

Vivamente el domingo (François Truffaut, 1983)

Fanny Ardant procedía del ambiente teatral cuando conoció a François Truffaut, que la convirtió en su esposa, y musa de sus dos últimas películas: La mujer de al lado, con Gérard Depardieu, y junto a Jean-Louis Trintignant, en Vivamente el domingo. Desaparecido el impulso de Truffaut, ha ido haciéndose una más que estimable filmografía: en tres ocasiones con Alain Resnais, La vida es una novela, Muerte al Amor y Mélo, en todas junto a Sabine Azéma, chica Resnais. Un amor de Swann, de Volker Schlöndorff, La Familia, de Ettore Scola, Más allá de las nubes, la peli conjunta de Wenders y Antonioni, Agnés Varda, Margarethe von Trotta, Costa-Gavras, Sydney Pollack. Después de dos nominaciones por las películas de Truffaut, en 1996 gana el César con la comedia gay Todos están locas. De sus últimos trabajos hay que señalar el Ridícule, de Patrice Leconte, fue una de las 8 mujeres de François Ozon, y María Callas en la película de Franco Zeffirelli.


Fanny Ardant - A quoi sert de vivre libre
(8 femmes, François Ozon)


La sirena del Mississippi (François Truffaut, 1969)

Catherine Deneuve también es descubierta por Roger Vadim, consagrada por Jacques Demy en Los paraguas de Cherburgo, y amante de Truffaut, con quien rodó La sirena del Mississippi y El último metro. Es otro de los grandes nombres lanzados por la «nouvelle vague» y, junto a la Moreau, la que mayor éxito ha tenido internacionalmente. Repulsión con Polanski, con Buñuel, Belle de jour y Tristana; una carrera muy larga, difícil de resumir: El ansia, Indochina, Bailando en la oscuridad, y 8 mujeres, donde la amante se encuentra con la viuda, la Ardant. Su imagen fría y distante, a mí, me deja frío y distante...


Las hermanas Dorléac, Françoise y Catherine Deneuve,
en Las señoritas de Rochefort.


Françoise Dorléac, fue una de las primeras musas de la «nouvelle vague», pero su prometedora carrera se vio truncada trágicamente en 1967, al fallecer en accidente de coche. Vadim, Truffaut... Con Jacques Demy hizo su última película, Las señoritas de Rochefort, la única vez que trabajó con su hermana Catherine Deneuve. Debió ser ella quien le presentara a Polanski, con el que rodó Cul de Sac.



Anouk Aimée

Anouk Aimée fue la actriz favorita de Jacques Demy y Claude Lelouch. Cuando Demy la llamó para Lola llevaba diez años haciendo películas, pero fue toda una revelación. Era una película pensada para ella. La fama internacional le llegó con Un hombre y una mujer, el exitazo de taquilla de Lelouch, lo que hizo que Hollywood se fijara en ella para la adaptación de la novela Justine, dirigida por George Cukor. La hemos visto también en La dolce vita y , de Federico Fellini, La tragedia de un hombre ridículo, de Bernardo Bertolucci, o Prêt-à-Porter, de Robert Altman.

Justine (George Cukor, 1969)



Stéphane Audran

Stéphane Audran estuvo casada con Claude Chabrol, actriz habitual de muchos de sus films como Pollo al vinagre, El escándalo, La ruptura, Relaciones sangrientas, Locuras burguesas, La mujer infiel. También eran de Chabrol: Las ciervas, con la que ganó el Oso en Berlín, y El carnicero, Concha de Oro en San Sebastián. En España rodó Hay que matar a B. de José Luis Borau.
Con El discreto encanto de la burguesía de Luis Buñuel y Al anochecer, otra vez Chabrol, ganó el BAFTA británico; y el César francés con Violette Nozière, donde coincidía con una joven Isabelle Huppert, que se convertiría en la musa de la última época de Chabrol. Para los fans de Retorno a Brideshead, que sé que sois muchos, era Cara, la amante de Laurence Olivier en Venecia.



Hiroshima Mon Amour (Alain Resnais, 1959)

Emmanuelle Riva, actriz de teatro que debutó en el cine con esta película de Alain Resnais, se convirtió en otra de las actrices favoritas de los directores de la«nouvelle vague», a destacar también Thérèse y León Morin, padre, donde interpretaba a una joven viuda amargada que al entrar en una iglesia, a pesar de ser judía, comunista, y puede que lesbiana, se siente atraída inmediatamente por el joven sacerdote del pueblo (claro, era Jean-Paul Belmondo). La hemos visto también en pequeños papeles en Azul o Venús, Salón de belleza.

Delphine Seyrig en
El año pasado en Marienbad (Alain Resnais, 1961)

Delphine Seyrig era la chica más cosmopolita de toda la «nouvellevague».Nace en Líbano Hija de un famoso arqueólogo, creador del Instituto Francés de Arqueología en Beirut, y de la aventurera Hermine Saussure, de los Saussure de toda la vida. Su familia, representando al gobierno francés en el exilio, se trasladó en 1942 a Nueva York. Buñuel cuenta en su autobiografía que la tuvo sentada en las rodillas cuando tenía diez años. Al terminar la guerra fue a estudiar a Francia, pero años después regresaría para asistir al Actor's Studio. Aún era una actriz desconocida cuando Resnais le propuso interpretar la mujer de El año pasado en Marienbad, sin embargo le había dado réplica al mismo Jack Kerouac en Pull my daisy, un film que ahora está considerado como un manifiesto de los Beats.
Con Muriel se llevó la Copa Volpi de Venecia como mejor actriz, pero tuvo después una carrera irregular. Estaba acostumbrada a interpretar pequeños papeles, que afrontaba con el rigor del "método", apariciones estelares memorables: como la mujer casada que seduce a Antoine Doinel en Besos Robados, un viejo amor de Bogarde en Accidente, una vampira en El rojo en los labios. Con Buñuel fue la anfitriona de El discreto encanto de la burguesía, y una prostituta en La vía láctea. Marguerite Duras la convirtió en la protagonista de La música, e Indian Song. En los últimos años se había pasado a la dirección, y fue un miembro clave durante los 80 del grupo de cineastas feministas francesas más militantes. Murió en 1990 con 58 años.

decían que era La Garbo de la «nouvelle vague»
(entonces... ¿La Moreau es La Dietrich?)

aunque me hubiera quedado mucho más cinéfilo un fragmento de El año pasado en Marienbad, no he podido evitarlo...

Mr. Freedom (William Klein, 1969)



Sabine Azema es la compañera de Alain Resnais desde los años 80. Actriz habitual de sus films. De sus siete nominaciones a los César (lo ha ganado en dos ocasiones), 4 eran películas de Alain Resnais: La vie est un roman, Smoking/No Smoking, Meló, y On connaît la chanson. También es la protagonista de su último trabajo, Les herbes folles, que acaba de recibir el Gran Premio del Jurado en el reciente Festival de cine de Cannes, 50 años después de que recibiera otro similar por Hiroshima mon amour.

Les herbes folles (Alain Resnais, 2009)

ellas fueron cambiando...
ellos son siempre los mismos.


Céline y Julie van en barco (Jacques Rivette, 1974)
Juliet Berto y Dominique Labourier


Le pont du Nord (Jacques Rivette, 1981)
Bulle Ogier y Pascale Ogier


Marie Rivière en El rayo verde (Eric Rohmer, 1986)

Sandrine Bonnaire e Isabelle Huppert
en La ceremonia (Claude Chabrol, 1995)

...fueron también chicas Gainsbourg









Jane Birkin

Anna Karina



El provocador cantante francés Serge Gainsbourg, además de haber escrito canciones para Françoise Hardy, Juliette Gréco y Petula Clark, o en 1965 ganar Eurovisión con France Gall, compuso algunos de los títulos emblemáticos de la "carrera musical" de Brigitte Bardot, como Harley Davidson, o a dúo en Comic Strip, o la historia de Bonnie Parker and Clyde Barrow. Gainsbourg, con quien tenía un romance en aquel momento, también es el responsable de que el mundo la conociera simplemente por sus Iniciales BB, canción que escribió al finalizar su relación.


Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg - Bonnie & Clyde

También compuso para la Bardot Je t'aime... moi non plus: la grabó con ella pero, por petición suya, esa grabación permaneció oculta durante mucho tiempo. Después, la grabó con su siguiente novia, Jane Birkin -la verdadera chica Gainsbourg- e interpretaron a dúo la polémica Je T'aime... Moi Non Plus.
La canción se hizo superfamosa, fue considerada pornográfica en su época, y hubo película del mismo título dirigida por él mismo, ...y con ¡Little Joe D'Alessandro!;
Comment Te (Lui) Dire Adieu, otro éxito Gainsbourg de Françoise Hardy con Jane Birkin;
y una inglesa Marianne Faithfull, Hier ou demain, en la película Anna, con Jean-Claude Brialy uno de los actores más emblemáticos de la «nouvelle vague», y la musa Anna Karina.


Serge Gainsbourg con Anna Karina - Ne Dis Rien

con su amiga Catherine Denueve, Dieu est un fumeur de Havanes, en la tv francesa;
para Isabelle Adjani, Pull marine;
y esta sí que es una chica Gainsbourg, 100%, un pequeño escándalo, que removió a la sociedad francesa más puritana, que al mismo tiempo fue enormemente permisiva con sus habituales salidas de tono.


Serge Gainsbourg y Charlotte Gainsbourg - Lemon Incest

Charlotte Gainsbourg, hija de Serge y Jane Birkin, ha ganado el premio a la mejor actriz del 62 Festival de Cine de Cannes por la polémica Anticristo, de Lars Von Trier. El jurado, presidido por Isabelle Huppert, le otorgó la Palma de Oro a Michael Haneke. La Huppert es de las pocas actrices que se ha llevado dos veces el premio de interpretación (con Violette Nozière, de Chabrol, y La pianista, del propio Haneke). El jurado también ha concedido un premio especial por toda su trayectoria a Alain Resnais, 50 años después de recibir el premio de la Crítica por Hiroshima mon amour. La otra película francesa Un profeta, de Jacques Audiard, que era la gran favorita, se lleva el Gran Premio del Festival.