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Friday, May 07, 2010


M.I.A. — Born Free
Dirigido por Romain Gavras.

Wednesday, December 17, 2008

arde Grecia, ¿arderá Europa?


Si yo no incendio, si tú no incendias, si no incendiamos, ¿cómo hacer luz de las tinieblas?
Poema del escritor turco Nazim Hikmet,
que circula estos días por las calles y los blogs de Grecia.


No nos hacen falta más lacrimógenos para llorar.
Lo podemos conseguir solos.
No somos terroristas, "encapuchados",
ni "desconocidos conocidos"...

Somos vuestros hijos.
¿Dónde están los padres?¿Dónde están los artistas?
¿Por qué no salen a las calles para protegernos?
¡Nos están matando!
¡Ayuden-nos!
LOS NIÑOS



Atenas lleva diez días consecutivos con graves disturbios en las calles tras la muerte a manos de la Policía del estudiante de 15 años Alexis Grigoropoulos. La versión oficial sostiene hoy que fue un desgraciado accidente, que la bala rebotó, aunque en un primer momento se llegó a decir que el policía actuó en defensa propia.
A pesar de que se trata de la mayor revuelta social en Grecia de las últimas décadas, se ha intentado minimizar las protestas: mientras que Madoff, que ha estafado sin despeinarse 50 mil millones de euros, representaba la suma honorabilidad en Wall Street; los jóvenes que se manifiestan contra sueldos de 700 euros mensuales, o los estudiantes que se rebelan ante el futuro incierto que les espera, son grupos extremistas o simples vándalos.
El Estado de bienestar se hunde: mientras banqueros, empresarios y demás fauna nos roban "legalmente" a manos llenas delante de nuestras narices, con la complicidad de la clase política y la pasividad de los sindicatos, se produce el empobrecimiento de las clases medias, y en las grandes ciudades crece a pasos agigantados las bolsas de pobreza y marginalidad. La sociedad parece anestesiada: se están perdiendo de un plumazo derechos sociales que costaron sangre y sudor ganarlos, sin la mínima oposición. Y en la capital griega, que hartos de abusos y ante la falta de expectativas de futuro -no sólo para los más jóvenes-, se han atrevido a plantar cara al gobierno, resulta que es producto de la rabia de unos salvajes o -si cabe- terroristas.
Debido a la manipulación de los medios de comunicación, según denuncian las organizaciones de estudiantes, se seguirá convocando a los jóvenes a través de blogs y emisoras de radio a ocupar colegios, edificios públicos, y a continuar con las protestas en la calle.
La mentira de las armas de destrucción masiva, intervenciones militares de paz, daños colaterales, democracia significa libertad para los mercados, y tirar un zapato, una acción terrorista. La magnífica Children of Men, en un hipotético Londres del 2027, ya prevé que los movimientos de Resistencia serán el nuevo terrorismo, y los inmigrantes, serán apartados y encerrados. Si seguimos mirando para otro lado, si no somos capaces de diferenciar entre tanta confusión, quizá sea demasiado tarde cuando llegue la furia de los que no tienen nada que perder, ni 700 euros.

* * * * *




2001, A Space Oddyssey, 1968

Hace casi cuarenta años que escribí acerca de las crueldades que unos niños son capaces de infringir a otros en El señor de las moscas. Desde entonces he tenido múltiples motivos y ocasiones para pensar en ella.
¿Será la crueldad un componente profundo de la naturaleza de los hombres y las mujeres desde que nacen? ¿Será la civilización, fundamentalmente, una heroica lucha por acumular capas y capas de barniz sobre la materia prima, áspera y astillosa de la humanidad?
¿O tiene más visos de realidad imaginarnos al niño como una pizarra en blanco sobre la dureza de la experiencia imprime enseguida sus indelebles y aterradoras pautas?
Considero que todos los intentos de responder a estas preguntas están abocados a desembocar en la duda y la confusión...
Hay circunstancias en las que parece prosperar la crueldad, sin que eso quiera decir que tenga causas claras. ¿Cuáles son esas circunstancias? El caos es una. El miedo es otra... No me sorprendería que, en tales circunstancias, en las que los órdenes y las pautas de la sociedad dejan de tener importancia, las bandas comenzasen a encontrar cohesión simplemente en la mera satisfacción de sus más oscuros instintos. Añadamos a este embriagador cóctel el otro elemento -el miedo- y tendremos una mezcla que resulta más que doblemente aterradora. Cuando las personas tienen miedo descubren que la violencia que llevan dentro puede llegar a no tener siquiera fondo...

¿Será cierto también que la capacidad de los varones jóvenes para mutilar y torturar guarda alguna relación con sus ya olvidados comienzos de cazadores y asesinos, comienzos que son muy distintos del fuego vigilado por las hembras? Sospecho que bien pudiera ser así, pero también me niego a creer que se trate de algo tan sencillo: en esencia, ningún debate acerca de los niños puede llegar a la clara conclusión de culpar a la Madre Naturaleza o las múltiples influencias que conforman el desarrollo de una persona joven...
fragmentos de ¿Qué convierte a los niños en salvajes?, un artículo sobre la violencia infantil del Nobel de Literatura William Golding, a raíz del asesinato de James Bulger, un caso que conmocionó a la opinión pública hace ya 15 años.

A Clockwork Orange, 1971



Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo.
La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará.
Pero su tarea quizás sea aún más grande.
Consiste en impedir que el mundo se deshaga.
Albert Camus