Showing posts with label Seis Grados de Separación. Show all posts
Showing posts with label Seis Grados de Separación. Show all posts

Saturday, December 08, 2007

Lennon, Chapman y la novela de Salinger


John Lennon


El 8 de diciembre de 1980 cuando John Lennon regresaba con Yoko Ono a su apartamento del edificio Dakota de Nueva York fue tiroteado por Mark David Chapman, un supuesto fan del cantante. Cinco disparos que le hicieron perder mucha sangre y acabaron con su vida. Chapman, que se quedó en la escena de crimen, sacó un ejemplar de El Guardián entre el Centeno y se puso a leer. Cuando la policía llegó y le arrestó, firmó la novela, y les dijo que ésa era su declaración.
El Guardián entre el Centeno es una novela sobrevalorada para algunos, mítica para otros, y sobre todo, maldita. Le persigue la leyenda. Una antigua leyenda urbana llegó a decir que se rastreaba la pista de aquellos que compraban la novela como prevención de potenciales asesinos. Pero toda esta historia se cuenta mejor en Seis Grados de Separación, en la que el personaje que interpreta Will Smith está haciendo una tesis sobre la novela.


-Luego le preguntamos
de qué iba su Tesis...
-Un profesor suplente en Long Island fue despedido de su trabajo por pelearse con un alumno. Algunas semanas después, regresó al aula, disparó al estudiante, sin éxito, tomó como rehenes a toda la clase, y luego se disparó, esta vez con éxito. Este hecho me llamó la atención. La última frase en el
Times, en la que un vecino describía al profesor como un buen chico, siempre estaba leyendo El Guardián entre el Centeno. Ese cretino de Chapman, el que asesinó a John Lennon, confesó que lo hizo porque quería llamar la atención del mundo hacia El Guardián entre el Centeno, y que la lectura de este libro sería su defensa. John Hinckley, el loco que disparó contra Ronald Reagan y su secretario de prensa, dijo que para conocer su defensa lo único necesario era leer El Guardián entre el Centeno. Le pedí prestada una copia a una amiga mía porque quería saber lo que había subrayado. Y leí este libro para descubrir por qué esta conmovedora, hermosa y sensible historia publicada en julio de 1951, se había convertido en este manifiesto de odio.
Empecé a leerla, y era exactamente tal como la recordaba. Todos los personajes son unos farsantes. Página dos: "Mi hermano está en Hollywood prostituyéndose". Página tres: "¡Qué patán tan pretencioso era su padre!". Página nueve: "La gente nunca se da cuenta de nada". Luego, en la página 23, se me pusieron los pelos de punta. ¿Recuerdan a Holden Caulfield, el arquetipo de joven sensible, con su gorra roja de cazador? ¿una gorra para la caza del ciervo? "Qué te lo has creído. Me la quité y la miré con un ojo cerrado, como si estuviera afinando la puntería. Es una gorra para cazar gente. Yo me la pongo para matar gente". Este libro prepara a la gente para vivir una vida como jamás hubieran soñado. Y en la página 99: "Preferiría tirar a un tío por la ventana, o cortarle la cabeza a hachazos, que pegarle un puñetazo en la mandíbula. Me revientan las peleas a puñetazos, lo que más me asusta es ver la cara del otro tío".
Me terminé el libro, y es una historia conmovedora; es cómica, en el sentido de que el protagonista desea hacer tanto y no puede hacer nada. Odia toda falsedad y solo miente y miente a los demás. Desea caer bien a todos, pero resulta aborrecible y completamente egocéntrico. En otras palabras, una imagen bastante acertada de un adolescente masculino.
Pero lo que me alarmó de su lectura, no es tanto el libro en sí mismo, sino el aura que lo envuelve. El argumento del libro es primordialmente la parálisis: el chico es incapaz de funcionar. Y al final, antes de que pueda huir y empezar una nueva vida, comienza a llover, y se derrumba. Bueno, no tiene nada de malo escribir sobre la parálisis emocional e intelectual. Puede que incluso, gracias a Chejov y a Samuel Beckett, el argumento sea bastante moderno. Las extraordinarias últimas líneas de Esperando a Godot: "Adelante. Sí, adelante". Indicación escénica: ninguno se mueve.
Pero el aura que desprende el libro de Salinger, que debiera ser leído por todos excepto por jóvenes adolescentes, se traduce en lo siguiente: refleja con la distorsión de un espejo de un parque de atracciones y amplifica como un altavoz distorsionado una de las grandes tragedias de nuestro tiempo: la muerte de la imaginación. Porque, ¿qué otra cosa es la parálisis?
La imaginación ha sido tan degradada que, en lugar de constituir pieza fundamental de nuestra existencia, ahora se considera como algo que está fuera de nosotros mismos. Como la ciencia ficción. O para emplearla en combinar las rodajas de mandarinas con las chuletas de cerdo. Por cierto, ¡qué receta tan imaginativa! Y La Guerra de las Galaxias: ¡Cuánta imaginación! Y Star Trek: ¡Qué derroche de imaginación! Y El Señor de los Anillos, con todos esos enanos: ¡Cuánta imaginación!

La imaginación ha pasado de ser nuestro lazo más personal e íntimo, y me estoy refiriendo a una especie de vínculo de nuestro ser interior con el mundo exterior que compartimos. ¿Qué es la esquizofrenia sino el aterrador estado en el cual lo que sucede aquí dentro no coincide con lo que ocurre ahí fuera? ¿Por qué la imaginación se ha convertido en un sinónimo de estilo? Yo creo que la imaginación es el pasaporte que nosotros creamos para ayudarnos a conducirnos dentro del mundo real. Creo que la imaginación es meramente otra manera de denominar aquello que nos pertenece más íntimamente. Jung dijo: "El mayor pecado es ser inconsciente". Nuestro Holden nos dice: lo que más me asusta es ver la cara del otro tipo, no sería tan duro si ambos tuviéramos los ojos vendados. La mayoría de las veces, las caras que confrontamos no son las de los otros, sino la de nosotros mismos. Y les aseguro que es el peor tipo de cobardía: tener tanto miedo de uno mismo, que te vendas los ojos en vez de enfrentarte contigo mismo. Enfrentarnos a nosotros mismos. Eso es lo difícil. La imaginación es ese regalo de Dios que nos hace soportable el hacer examen de uno mismo.


Existen teorías (más conspiratorias) sobre el asesinato de John Lennon.
Sus continuas declaraciones antibelicistas, su impacto mediático, le habían convertido en un personaje incómodo y peligroso. El propio Lennon sospechaba que le espíaban y solía bromear sobre ello. En 2006 el FBI admitió que seguía a Lennon, y publicó los documentos secretos creados entre 1971 y 1972.
Un sorprendente artículo, encontrado en un blog, en el que se plantea si Chapman era un asesino programado por la CIA.
Cuaderno Rivelo:
Enigmas del Rock: dudas sobre el asesinato de Lennon.




John Lennon - Jealous Guy

Monday, January 22, 2007

azar, destino, y otros espejismos

Gil Roncales
He leído que todos estamos separados por tan sólo seis personas.
Seis grados de separación entre nosotros y el resto del planeta.
El presidente de los Estados Unidos, un gondolero veneciano, cualquiera.
Me reconforta saber que estamos tan próximos,
aunque también me parece una tortura china,
porque tienes que encontrar a las seis personas para lograr la conexión.

No sólo son la gente importante: un nativo del Amazonas,
de la Tierra del Fuego, o un esquimal.
Si seguimos el rastro de seis personas estaremos unidas al resto.
Es un pensamiento profundo.
Todos somos una nueva puerta abierta a otros mundos.
Seis grados de separación entre nosotros y el resto del planeta.
Seis Grados de Separación (Fred Schepisi, 1993)

otra explicación de esta teoría:








Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta.
Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande, y eso que las he tenido de muchas clases.

Sí. Podría contar mi vida uniendo casualidades

Los amantes del Círculo Polar (Julio Medem, 1998)

Milan Kundera decía en La insoportable levedad del ser que hay que reprochar al hombre que esté ciego con respecto a las casualidades de la vida, porque esas coincidencias únicas nos hacen conscientes una y otra vez de la belleza, el orden y la conexión de las historias que vivimos.


I
Estaba pensando en el azar y en el destino cuando el azar quiso que conociera a una mujer y el destino me unió a ella.
II
Convivíamos los cuatro: El destino, el azar, ella y yo. El destino siempre estaba dispuesto a hacer alguna cosa, mientras que el azar se hacía el loco y saltaba por la ventana. Ella y yo contemplábamos estas escenas boquiabiertos.
III
Al final ella se puso de parte del destino y yo del azar: Ella tenía ganas de que hiciéramos algo y yo salté por la ventana.

Siempre he deseado ser el azar, por fin lo he conseguido

Encontrado en el blog de Lovesick. Mi Caos


powered by ODEO
Doctor Deseo - Gotas de dolor... un charco de olvido