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Thursday, February 22, 2007

Gilbert & George

The Singing Sculpture, 1970

He de confesar que la primera vez que vi una imagen de ellos lo que me llamó la atención es lo mucho que se parecían a los Pet Shop Boys, pero con veinte años más. Descubrí mucho después que Gilbert & George se encontraban entre las influencias del grupo británico, algo evidente en su actitud hierática e inexpresiva desde su primer éxito internacional West End Girls.


El inglés George Passmore (1942) y el italiano Gilbert Proesch (1943) se conocieron en 1967 en la escuela de arte Saint Martin de Londres y desde entonces forman pareja tanto en su vida privada como artística. Viven desde hace 40 años en Spitafields, en el East End de Londres, llevan una vida metódica, cenan todos las noches en su restaurante turco favorito, y sólo salen de su barrio para ir a la inauguración de alguna exposición suya, y todas las navidades que van a una casa que tienen en Lisboa.
Son comedidos en las formas y provocadores en el contenido de su obra. Su aspecto de gentlemen -visten a conjunto con impecables trajes clásicos hechos a medida- no nos haría sospechar que estos casi ancianos son los enfant-terribles del arte británico.
A finales de los sesenta conquistaron la escena internacional con un subversivo concepto de escultura. Sus esculturas vivientes, en las que ellos mismos posaban ante el público, fueron el primer paso de un largo viaje artístico en el que su propia vida se convierte en el objeto central de su arte. Fotografías relacionadas con su vida cotidiana en el East End, sus emociones, sus inquietudes, sus perversiones. Siguiendo la estela de Warhol, llegan un paso más allá, convirtiendo la exhibición y sobreexposición de su vida privada en un producto mercantil.

Piss Mooning, 1996

Pregunta.- ¿Dónde acaba la persona y empieza el artista?
George.- Somos una fusión, una combinación. Para nosotros, no hay separación entre arte y vida.
Gilbert.- Nuestra vida personal y la artística son indivisibles, todo es parte de nuestra obra, somos esculturas vivientes. Incluso cuando estamos esperando un autobús, la gente nos ve como una pieza de arte.



Dos personas, un solo artista. Este mes se ha inaugurado la mayor retrospectiva sobre el trabajo de Gilbert & George en la Tate Modern, que ellos mismos han definido como un gran triunfo.
En la exposición se recoge desde las primeras imágenes de ellos mismos elaboradas en carboncillo sobre papel hasta la última serie: seis paneles concebidos en homenaje a las víctimas de los atentados del 7-J en la capital británica.

Death hope life fear, 1984

En una primera etapa en blanco y negro plasmaron su afición a la bebida en los 60 y la soledad que sintieron al principio de habitar su espaciosa vivienda en Dusty Corners, 1975.
Se hicieron famosos en 1977 con Dirty Words Pictures, fotografías, posters y vídeos como en los que sólo se les veía fumar durante media hora. Sus creaciones empezaron a centrarse en el mundo urbano y a reflejar las tensiones sociales, como grafitis y pintadas de insultos.
La explosión de color llega en los 80, bajo el mandato de la primera ministra Margaret Thatcher, de quien abiertamente la pareja se confiesa admiradora. De esta época es Death hope life fear, 1984 que se considera una de las obras culminantes de su carrera. En los años 90 se dedicaron a retratar a atractivos jóvenes y a reflejar la enfermedad del sida, Bleeding, 1989, así como a explorar sus propios fluidos corporales, incorporando a sus trabajos semen, excrementos y orina.
Estos últimos años, Gilbert & George han adoptado las nuevas tecnologías digitales, y vuelven a volcarse en la ciudad y en su entorno, aunque sin olvidarse de sí mismos como fuente de inspiración.

Was Jesus Heterosexual, 2006

P.- ¿Creen que un artista tiene que crearse una personalidad pública para ser reconocido y tener influencia en el arte moderno?
Gilbert.- Es lo que pretendimos en nuestros inicios al convertirnos en escultura viviente. Hicimos de nosotros el centro de nuestro arte, algo inusual en aquel momento. Ahora cada vez más artistas quieren hacer lo mismo.
George.- Nuestro sueño es que un día abramos el periódico y leamos: «Gilbert & George son unos artistas fantásticos».
Los artistas jóvenes nos preguntan «¿para qué luchar durante tantos años?».
Y yo les respondo: «Para crear imágenes, conseguir vuestro orgullo y vernos un día de pie en una exposición con un vino en la mano y rodeados de gente joven chupándonos por todas partes».

Tuesday, July 18, 2006

Allan Kaprow: el padre del Happening

El pasado 5 de abril fallecía Allan Kaprow, pintor americano de Atlantic City, que pasará a la historia del arte del s. XX como uno de los precursores de lo que se llamó happening o performance. De hecho, en 1960 nadie sabía como llamar a este tipo de expresión artística hasta que Kaprow lo bautizó como happening. Son acciones que transcurren en un espacio y en un tiempo definidos, y cuyo resultado es la experiencia colectiva que surge de todo aquello. No importa tanto la obra de arte como objeto sino como evento artístico. Por esta razón, el artista implica activamente al público, que deja de tener una actitud pasiva ante el hecho artístico para formar parte de la obra.
Allan Kaprow realizaba acciones en las que, habiendo seleccionado previamente a parte de su público, les envíaba instrucciones explícitas de lo que tenían que hacer unos días antes del evento, con el papel que tenía que desempeñar cada uno en la obra.
En 1962 Kaprow llena con neumáticos un patio vecinal. Los niños juegan despreocupados entre las ruedas; vecinos y paseantes ocupan ese espacio. Apropiación de un espacio para crear otra cosa distinta. El espectador no está frente al objeto sino que se tiene que mover entre ellos. Se redescubre así el objeto y su relación con él. El artista pretende reducir su actividad al mínimo y los espectadores se transforman en elementos activos. El objetivo que se busca es la integración de arte y vida, intentando eliminar la separación entre ambos.
Los performers, por definición, desprecian la identidad del arte como mercancía, declaran la guerra a galerías y museos, que encierran en sus paredes y llaman arte a objetos que fueron creados para otros fines (mágicos, religiosos, políticos...). El colectivo Fluxus, con el que Kaprow tuvo contacto, busca un arte colectivo que no le interese el objeto como fetiche, que no aspire a la permanencia y su universalidad, sino a la integración del arte con lo cotidiano.

Gilbert y George son una pareja de artistas que en 1969 se auto-declararon “esculturas vivientes”, y quienes, mediante su obra, buscan también eliminar la separación entre arte y vida. Marcos Kurtycz es un polaco que vivió 25 años en México siendo allí uno de los precursores del performance. Se hizo famoso por “acciones-rituales” que se centraban en el concepto de la serpiente: Serpiente Mojada, Snake’s Erection y La serpiente del metro.
El happening se suele producir en el entorno de la ciudad, en un espacio cotidiano donde se coge por sorpresa al espectador, con lo que se consigue romper sus esquemas mentales e implicarle o no en lo que está sucediendo ante sus ojos.


En las últimas décadas el performance se ha centrado en la idea de un gesto conceptual, donde se aborden cuestiones sociales, filosóficas o políticas, como la pobreza, el SIDA, el calentamiento global, la violencia… El grupo catalán La Fura dels Baus se hizo mundialmente famoso en los ochenta por sus propuestas que exploraban el tema de la violencia desde diferentes puntos de vista. Hace poco cumplieron 25 años como grupo y su influencia en el teatro alternativo actual es notable.