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Wednesday, September 12, 2012

Ni Pan ni Circo

Balada triste de trompeta

—¿Cómo se imagina el futuro, Adele?
—No lo he pensado. Cuando era pequeña sólo deseaba una cosa: crecer. Quería que sucediera deprisa, pero ahora no sé para qué ha servido todo esto. No sé para qué. Hacerme mayor. El futuro es... es como una sala de espera, como una gran estación con bancos y corrientes de aire, y detrás de los cristales un montón de gente que pasa corriendo, sin verme. Tienen prisa. Cogen trenes, o taxis. Tienen un sitio a donde ir, alguien con quien encontrarse. Y yo me quedo sentada, esperando.
—¿Qué espera, Adele?
—Que me ocurra algo.
La chica del puente, Patrice Leconte

«Quiero hacer teatro porque me gustaría hacer algo por mí
y por los demás; quiero hacer teatro, porque creo que sirve
para comunicarse entre los seres humanos, e intentar mejorarse los unos a los otros; porque creo que puede ser un espejo para nosotros mismos, en el cual podríamos apreciar nuestros propios errores y así evitar ciertas injusticias, porque puede ser un camino hacia la comprensión y al entendimiento y por...
Pero, da igual decir todo esto, enseguida te tachan de loco,
de idealista, o te dicen: “este gilipollas todavía se cree que con el teatro se puede cambiar el mundo”. ¡Pues sí!, yo quiero cambiar el mundo. ¡Me encantaría cambiar el mundo!
Y creo que todavía se puede cambiar»

Noviembre, Achero Mañas


Federico G. Lorca, en 1932, funda La Barraca grupo de teatro universitario vinculado a la Residencia de Estudiantes, herederos del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza. La Barraca nace en el contexto de las Misiones Pedagógicas, una de las grandes empresas culturales que impulsó el Gobierno de la Segunda República, con la intención de acercar a los pueblos más apartados de España el teatro de nuestros clásicos del Siglo de Oro. La aventura termina con la Guerra Civil.
Federico va a Granada cuando se inicia la contienda buscando tranquilidad. Allí es detenido, el 16 de agosto, y fusilado dos días después. Lorca no fue el único de La Barraca que murió asesinado durante la Guerra, otros marcharon al exilio y los que se quedaron mantuvieron vivo su recuerdo, pero en silencio. En la foto, vestido con el mono azul que era el uniforme de los hombres de La Barraca, las mujeres llevaban un vestido azul de cuello blanco. Obreros y obreras del Teatro.

«En este momento dramático del mundo,
el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas. Particularmente, yo tengo un ansia verdadera para comunicarme con los demás. Por eso llamé a las puertas del teatro y al teatro consagro toda mi sensibilidad»
Federico García Lorca

Alfredo Espinosa fue un médico bilbaíno del Hospital Civil de Basurto. Como concejal del Ayuntamiento de Bilbao, en 1931, se encarga de los Servicios de Higiene Especial: buscó soluciones al problema escolar en Bilbao y fomentó la higiene entre la población. El 7 de octubre de 1936 es nombrado Consejero de Sanidad del primer Gobierno Vasco, desde donde se adelanta en muchos años a las políticas sociales de otros gobiernos europeos. Habilitó nuevos hospitales. Participó en la creación de la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca. y fundó la Cruz Roja del País Vasco.
Durante la guerra se ocupa de la asistencia médica de la población civil: organizó la Asistencia Social a refugiados, con una atención especial a la evacuación de los niños, hijos de milicianos fallecidos. Venía de Francia, precisamente de llevar a Toulouse a 160 niños que huían de la Guerra, cuando su avión fue obligado a aterrizar en Zarauz, fue detenido por las autoridades franquistas acusado de "auxilio a la rebelión", condenado a muerte por un Consejo de Guerra, y fusilado en Vitoria a los pocos días.



Blondie — Good Boys
Good boys never win
Good boys always follow
They all fall away and you remain