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Sunday, November 17, 2013

ir de nuevo al Jardín Cerrado


Ir de nuevo al jardín cerrado,
Que tras los arcos de la tapia,
Entre magnolios, limoneros,
Guarda el encanto de las aguas.



Oír de nuevo en el silencio
Vivo de trinos y de hojas,
El susurro tibio del aire
Donde las almas viejas flotan.

Ver otra vez el cielo hondo
A lo lejos, la torre esbelta
Tal flor de luz sobre las palmas:
Las cosas todas siempre bellas.


Sentir otra vez, como entonces,
La espina aguda del deseo,
Mientras la juventud pasada
Vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.

Jardín antiguo, Luis Cernuda


Las imagénes pertenecen a Somiar déus, libro de fotografía del recien fallecido Tony Catany. Cuando descubrí la primera fotografía, hace ahora justo 20 años, sentí un escalofrío que me recorrió por todo el cuerpo: no podía dejar de mirarla, no sé cómo explicarlo pero tiene algo que me provoca, me estremece. Me queeema... La he recortado, pegado, usado hasta como señalador para libros. Y hoy la subo al blog, que es el mejor homenaje que puedo hacerle.


Tony Catany

Tuesday, April 23, 2013

La Sonrisa Etrusca


—¿Por qué reían de esa manera tan..., bueno, así?
¡Y encima de su tumba, además!

—¿Quiénes?
—¡Quiénes van a ser! ¡Los etruscos, hombre, los del sepulcro!
¿En qué estabas pensando?

—¡Vaya por Dios, los etruscos!...
¿Cómo puedo saberlo? Además, no reían.

—¡Oh, ya lo creo que reían! ¡Y de todo, se reían! ¿No lo viste?... ¡De una manera...! Con los labios juntos, pero reían... ¡Y qué bocas! Ella, sobre todo, como... —se interrumpe para callar un nombre (Salvinia) impetuosamente recordado.
El hijo se irrita. «¡Qué manía!
¿Acaso la enfermedad está ya afectándole al cerebro?»

—No reían, padre. Sólo una sonrisa. Una sonrisa de beatitud.
—¿Beatitud? ¿Qué es eso?
—Como los santos en las estampas, cuando contemplan a Dios.
El viejo suelta la carcajada.
—¿Santos? ¿Contemplando a Dios? ¿Ellos, los etruscos? ¡Ni hablar!
Su convicción no admite réplica. (...) «Este hijo mío...», piensa el viejo. «¿Cuándo llegará a saber de la vida?»
—Los etruscos reían, te lo digo yo. Gozaban hasta encima de su tumba, ¿no te diste cuenta?... ¡Vaya gente!

La sonrisa etrusca


La mente del viejo se queda en suspenso, cavilando: acaba de decir una verdad que nunca antes se le había ocurrido. Cuando sobrevenía una muerte la casa parecía decirles en su silencio: «No os apuréis, aquí quedo yo en pie, siempre, para que sigáis viviendo vosotros.» Eso decía, sí, y además, además...
«¿Sabes, angelote mío? Ahora descubro que nuestras casas no chochean como yo te decía; es que nos hablan de los demás para que sepamos vivir juntos y hacernos todos compañeros, como partisanos en esta guerra que es la vida, porque un hombre sólo no es nada... Eso nos enseñan ellas y por eso, en estas casas muertas de Milán, no se aprende a vivir juntos... ¡Esos rascacielos que le gustan a la Andrea, llenos de gente sin conocerse, sin hablarse, como reñidos! Si hay un fuego, ¿qué?, pues ¡salvese quien pueda!... ¡Así resultan todos: medio hombres, medio mujeres!»
El viejo se asombra de su inesperado descubrimiento y se arrodilla junto a la cuna. Entonces, en su impulso, sí que llega a mover los labios, susurrando audiblemente:
—¡Ahora lo veo claro, niño mío a lo que vengo cada noche!, a hacer aquí una casa nuestra dentro de ésta, a vivir juntos tú y yo, compañeros de partida... Si esta gente no sabe vivir, tú si lo sabrás, porque yo sé... Es a eso, pero nunca se me había ocurrido, sólo ahora, justo a tu lado... Es que a tu lado aprendo, compañero, ¡que cosa!, yo también de ti. No sé cómo, pero me enseñas... ¡Ay, Brunetino mío, milagro mio!
José Luis Sampedro

Thursday, November 01, 2012


Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
Mario Benedetti


“Hubieras gozado más de la vida despreocupándote de la eternidad.
En este último instante, goza al menos del prodigio de vivir en
la realidad tangible antes de caer en la nada”
Ingmar Bergman. El séptimo Sello.



Los Sueños De Ulma (Leonor Watling, 2012)

Thursday, June 21, 2012

...y la cruz

...la realidad, pero como cogida con pinzas...

¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Porque quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han convertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.
Apología y petición, Jaime Gil de Biedma

...Ay, si las sobrinas leyesen más a sus tíos.

http://www.scoop.it/t/street-art-echappatoire-de-l-oeil

Monday, April 23, 2012

Fahrenheit 451: Bradbury Vs. Truffaut










It was a pleasure to burn...




—¿No le importa que le haga preguntas? ¿Cuánto tiempo lleva trabajando de bombero?
—Desde que tenía veinte años, ahora hace ya diez años.
—¿Lee alguna vez alguno de los libros que quema?
Él se echó a reir.
—¡Está prohibido por la ley'
—¡Oh! Claro...
—Es un buen trabajo. El lunes quema a Millay, el miércoles a Whitman, el viernes a Faulkner, conviértelos en ceniza y, luego, quema las cenizas. Este es nuestro lema oficial.
Siguieron caminando y la muchacha preguntó:
—¿Es verdad que, hace mucho tiempo, los bomberos apagaban incendios, en vez de provocarlos?
—No. Las casas han sido siempre a prueba de incendios. Puedes creerme. Te lo digo yo.
—¡Es extraño! Una vez, oí decir que hace muchísimo tiempo las casas se quemaban por accidente y hacían falta bomberos para apagar las llamas.



También nosotros quemamos libros. Los leemos y los quemamos, por miedo a que los encuentren. Registrarlos en microfilm no hubiera resultado. Siempre estamos viajando, no queremos enterrar la película y regresar después por ella. Siempre existe el riesgo de ser descubiertos. Mejor es guardarlo todo en la cabeza, donde nadie puede verlo ni sospechar de su existencia. Todos somos fragmentos de Historia, Literatura y de Ley Internacional, Byron, Tom Paine, Maquiavelo o Cristo, todo está aquí. Y ya va siendo tarde. Y la guerra ha empezado. Y estamos aquí, y la ciudad está allí, envuelta en su abrigo de un millar de colores...



Seguimos las viejas vías, dormimos en las colinas, en las noches, y la gente de las ciudades nos dejan tranquilos. De cuando en cuando, nos detienen y nos registran, pero en nuestras personas no hay nada que pueda comprometernos...
Construimos una extravagante minoría que clama en el desierto. Cuando la guerra haya terminado, quizá podamos ser de alguna utilidad al mundo.
—¿De verás cree que entonces escucharán?
—Si no lo hacen, no tendremos más que esperar. Transmitiremos los libros a nuestros hijos, oralmente, y dejaremos que nuestros hijos esperen, a su vez. De este modo se perderá mucho, desde luego, pero no se puede obligar a la gente a que escuche. A su debido tiempo, deberá a acudir, preguntándose, qué ha ocurrido y por qué el mundo ha estallado bajo ellos. Esto no puede durar.
—¿Cuántos son ustedes?
—Miles, que van por los caminos, las vías férreas abandonadas, vagabundos por el exterior, bibliotecas por el interior. Al principio, no se trató de un plan. Cada hombre tenía un libro que quería recordar, y así lo hizo. Luego, durante un período de veinte años, fuimos entrando en contacto, viajando, estableciendo esta organización y forzando un plan. Lo más importante que debíamos meternos en la cabeza es que no somos importantes, que no debemos ser pedantes. Sólo somos sobrecubiertas para libros, sin valor intrínseco. Algunos de nosotros viven en pequeñas ciudades. El Capítulo I del Walden de Thoreau, habita en Green River, el Capítulo II, en Millow Farm, Maine. Pero si hay un poblado en Maryland, con sólo veintisiete habitantes, ninguna bomba caerá sobre esa localidad que alberga los ensayos completos de un hombre llamado Bertrand Rusell. Coge ese poblado y casi divides las páginas, tantas por persona. Y cuando la guerra haya terminado, algún día, los libros podrán ser escritos de nuevo. La gente será convocada una por una, para que recite lo que sabe, y lo imprimiremos hasta que llegue otra Era de Oscuridad, en la que, quizá, debamos repetir toda la operación. Pero esto es lo maravilloso del hombre: nunca se desalienta o disgusta lo suficiente para abandonar algo que debe hacer, porque sabe que es importante y que merece la pena serlo.
Ray Bradbury


Farenheit 451 (François Truffaut, 1966)

otras escenas:
* El incendio de una biblioteca clandestina.
* El Bosque de los Hombres-Libro.

Thursday, March 08, 2012

8 de marzo


Ocho de Marzo

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
—toda la atropellada ruta de nuestras vidas—
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)

Nosotras queremos ver y oler las flores.

Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina]
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca
para violarnos mientras nuestra madre dormía]
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género.

Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.


Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.




Las fotografías son de Alice Austen, una de las primeras mujeres fotógrafas.
Hizo fotografías suyas, de Trude y sus amigas en roles y situaciones que las hacían impublicables en la época. En 1950 se descubre y se reivindica su obra: se incluyen algunas de sus imágenes en libros y exposiciones. “Trude”, Gertrude Amelia Tate, fue su pareja durante más de 50 años.

http://www.aliceausten.org/
http://femmes-fatale.livejournal/Alice Austen.


Julieta Venegas — Bien o Mal

Tuesday, January 10, 2012

después de la muerte de Jaime Gil de Biedma

En el jardín, leyendo,
la sombra de la casa me oscurece las páginas
y el frío repentino de final de agosto
hace que piense en ti.

(poema completo)

Se cumplen ahora 22 años de la desaparición del poeta que quería ser poema... Jaime Gil de Biedma, poeta de la experiencia, "muy homosexual y muy borracho", como él mismo decía. Tiene el dudoso privilegio de ser la primera figura pública víctima del SIDA en España.


Elegía y recuerdo de la canción francesa
C' est une chanson
qui nous ressemble
.

Kosma y Prévert: Les feuilles mortes

Os acordáis: Europa estaba en ruinas.
Todo un mundo de imágenes me queda de aquel tiempo
descoloridas, hiriéndome los ojos
con los escombros de los bombardeos.
En España la gente se apretaba en los cines
y no existía la calefacción.

Era la paz —después de tanta sangre—
que llegaba harapienta, como la conocimos
los españoles durante cinco años.
Y todo un continente empobrecido,
carcomido de historia y de mercado negro,
de repente nos fue más familiar.

¡Estampas de la Europa de postguerra
que parecen mojadas en lluvia silenciosa,
ciudades grises adonde llega un tren
sucio de refugiados: cuántas cosas
de nuestra historia próxima trajisteis, despertando
la esperanza en España, y el temor!

Hasta el aire de entonces parecía
que estuviera suspenso, como si preguntara,
y en las viejas tabernas de barrio
los vencidos hablaban en voz baja...
Nosotros, los más jóvenes, como siempre esperábamos
algo definitivo y general.

Y fue en aquel momento, justamente
en aquellos momentos de miedo y esperanzas
—tan irreales, ay— que apareciste,
oh rosa de lo sórdido, manchada
creación de los hombres, arisca, vil y bella
canción francesa de mi juventud!

Eras lo no esperado que se impone
a la imaginación, porque es así la vida,
tú que cantabas la heroicidad canalla,
el estallido de las rebeldías
igual que llamaradas, y el miedo a dormir solo,
la intensidad que aflige al corazón.

Cuánto enseguida te quisimos todos!
En tu mundo de noches, con el chico y la chica
entrelazados, de pie en un quicio oscuro,
en la sordina de tus melodías,
un eco de nosotros resonaba exaltándonos
con la nostalgia de la rebelión.

Y todavía, en la alta noche, solo,
con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida,
otra vez más sans faire du bruit tus músicas
suenan en la memoria, como una despedida:
parece que fue ayer y algo ha cambiado.
Hoy no esperamos la revolución.

Desvencijada Europa de postguerra
con la luna asomando tras las ventanas rotas,
Europa anterior al milagro alemán,
imagen de mi vida, melancólica!
Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos,
aunque a veces nos guste una canción.



Yves Montand — Les Feuilles Mortes

Wednesday, November 16, 2011

Ensayo sobre la lucidez

Pasaba de la medianoche cuando el escrutinio terminó. Los votos válidos no llegaban al veinticinco por ciento, distribuidos entre el partido de la derecha, trece por ciento, partido del medio, nueve por ciento, y partido de la izquierda, dos y medio por ciento. Poquísimos los votos nulos, poquísimas las abstenciones. Todos los otros, más del setenta por ciento de la totalidad, estaban en blanco

José Saramago en Ensayo sobre la lucidez imagina unas hipotéticas elecciones municipales, un día lluvioso, en una ciudad cualquiera, sin nombre alguno, en la que un 70% de aquellos que tienen derecho a voto deciden de un modo individual e independiente votar en blanco. Se decide repetir las elecciones una semana después con parecido resultado, aumentando incluso el voto en blanco hasta un 83%. El poder, nervioso, pone a trabajar inmediatamente a sus cloacas. No se buscan las causas, se buscan culpables. Y si no se encuentran, se inventan. Todos son sospechosos.
Se trata de una parábola política en la que se plantea el voto en blanco como el único método de denuncia que nos queda ante la impotencia de que, como decía el propio Saramago, podemos quitar a un gobierno y poner a otro, pero no podemos cambiar el Poder.
Saramago fue un gran defensor del voto en blanco:
«El sistema democrático —entre comillas— tiene una bomba, y la bomba es el voto en blanco. Un cambio democrático puede nacer del uso consciente, muy consciente, del voto en blanco. Eso sería darle un susto, un susto tremendo al sistema electoral. A mí me gustaría que la ciudadanía le diera un susto muy fuerte a la clase política con el voto en blanco. Así se tenga el 80% de abstención, el sistema seguirá funcionando, pero qué ocurriría, ¿qué haría un gobierno si se encuentra con un 80% de votos en blanco?» (*)

En los lugares, casas, bares, tabernas, cafés, restaurantes, asociaciones o sedes políticas donde se encontraban votantes del partido de la derecha (pdd), del partido del medio (pdm) e incluso del partido de la izquierda (pdi), la comunicación del primer ministro fue ampliamente comentada, claro que, como es natural, de manera diferente y con matizaciones diversas...

Los más satisfechos(...) eran los del pdd, que, con aire de superioridad, entre guiños, se felicitaban por la excelencia de la técnica que el jefe había empleado, esa que ha sido designada con la curiosa expresión del palo y la zanahoria, predominantemente aplicada a los asnos y a las mulas en tiempos antiguos, pero que la modernidad, con resultados más que apreciables, reutiliza para uso humano. Algunos, tipo fierabrás y matamoros, consideraban que el primer ministro debería haber terminado el discurso en el punto en que anunció la declaración inminente del estado de excepción, que todo lo que dijo después estaba de más, que con la canalla sólo la cachiporra, que si nos ponemos con paños calientes vamos apañados, que al enemigo ni agua, y otras fuertes expresiones de similar catadura...

Ya los del pdm, como oposición que eran, y aunque estando de acuerdo en lo fundamental, es decir, la necesidad urgente de depurar responsabilidades y castigar a los autores, o conspiradores, encontraban desproporcionada la instauración del estado de excepción, sobre todo sin saber cuánto tiempo iba a durar, y que, en último análisis, no tenía sentido suspender derechos a quien no había cometido otro crimen que ejercer precisamente uno de ellos. Cómo terminará todo esto, se preguntaban, si algún ciudadano decide recurrir al tribunal constitucional, Más inteligente y patriótico sería, agregaban, formar ya un gobierno de salvación nacional con representación de todos los partidos, porque, existiendo realmente una situación de emergencia colectiva, no es con un estado de excepción como ésta se resuelve...

También los militantes del pdi sonreían ante la posibilidad de que su partido llegase a formar parte de un gobierno de coalición, pero, entre tanto, lo que más les preocupaba era descubrir una interpretación del resultado electoral que consiguiese disimular la brutal caída de votos que el partido había sufrido, puesto que, alcanzado el cinco por ciento en las últimas elecciones generales realizadas y habiendo pasado al dos y medio en la primera ronda de éstas, se encontraba ahora con la miseria de un uno por ciento y un negro futuro por delante. El resultado del análisis culminó con la preparación de un comunicado en el que se insinuaba que no habiendo razones objetivas que obligasen a pensar que los votos en blanco pretendían atentar contra la seguridad del estado o contra la estabilidad del sistema, lo correcto sería presuponer una coincidencia casual entre la voluntad de cambio así manifestada y las propuestas de progreso contenidas en el programa del pdi. Nada más, todo eso.

Hubo también personas que se limitaron a desenchufar el aparato de televisión cuando el primer ministro terminó y después, antes de irse a la cama, se entretuvieron hablando de sus vidas, y otras hubo que pasaron el resto de la velada rompiendo y quemando papeles. No eran conspiradores, simplemente tenían miedo.
Ensayo sobre la lucidez












Más que una apuesta clara por esta opción (que aún no lo tengo decidido), es un poco pediros la opinión, contrastar ideas, o quizá es que directamente quiero que me lo quitéis de la cabeza. Siempre me he resistido a votar en blanco, me cuesta, no sólo porque no valga para nada, sino que además beneficia al ganador. La única satisfacción era poder ver lo nerviosos que se ponen, lo poco que les gusta, mientras que la abstención siempre la han leído según sus intereses (...el hastío, el buen/mal tiempo, la "normalidad democrática"). En esta ocasión, por primera vez, existen alternativas que buscan un voto en blanco computable, como Escaños en blanco. Que si bien no lo tengo claro para el Parlamento, me parece la mejor idea para la desaparición de ese cementerio de elefantes que es el Senado.



R.E.M. - Drive
por Stella78

Thursday, June 23, 2011

SOLsticio


Noche de San Juan

Anticuado, interrogo las estrellas,
su desnudo, inapelable misterio,
mientras miro las llamas en la playa,
en esta noche cuando empieza el verano.

Lector de Drieu o Pavese, sé también
lo sencillo que puede ser acabar con la historia,
no preguntar ya nada, olvidar para siempre
esta apariencia de tarjeta postal.
Frente a mí, imperturbables, desveladas,
pasan, en silencio, vida y muerte,
evitando, con un rictus cansado,
este fantasma insomne, este papel en blanco,
esta hoguera apagada que perdura.
Juan Luis Panero



The Doors - Light My Fire
por nuno_76

Friday, May 27, 2011


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

Cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

Cómo voy a creer
que el horizonte es frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos

Cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía

Utopías, Mario Benedetti

Saturday, October 30, 2010

centenario de Miguel Hernández

"Adiós, hermanos, camaradas y amigos
Despedidme del sol y de los trigos"
(en los muros de la cárcel de Alicante,
se despide el poeta poco antes de morir con 31 años)


No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión:
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor.

Antes del odio
Cancionero y romancero de ausencias



Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos - Para la libertad

Joan Manuel Serrat, después de casi 40 años, vuelve a homenajear a Miguel Hernández el año del centenario de su nacimiento con el álbum Hijo de la luz y de la sombra, 13 canciones basadas en poemas suyos: Ante la vida, sereno se convierte así en Si me matan, bueno.

Ante la vida, sereno
Ante la vida, sereno
Y ante la muerte, mayor;
Si me matan, bueno.
Si me matan, bueno.
Si vivo, mejor....

.........
El corazón traigo lleno
de un alegre resplandor....
Si me matan,
Si me matan, bueno.
Si vivo, si vivo,
Si vivo, mejor.

Friday, April 16, 2010

14 de abril: homenaje a la República

El programa del Frente Popular empezaba con estas palabras: «La República concebida por los partidos que forman el Frente Popular, no es una república regida por motivos sociales o económicos de clase, sino un régimen de libertad democrática, inspirado en razones de interés público y progreso social».
Constancia de la Mora, Doble esplendor.


«Aunque el otoño de la Historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido,
Jamás renunciaremos
ni al más viejo de nuestros sueños»
Miguel Hernández

Estoy cansada de no saber dónde morirme. Esa es la mayor tristeza del emigrado. ¿Qué tenemos nosotros que ver con los cementerios de los países donde vivimos? [...]
¿No comprendéis? Nosotros somos aquellos que miraron sus pensamientos uno por uno durante treinta años. Durante treinta años suspiramos por nuestro paraíso perdido, un paraíso nuestro, único, especial. Un paraíso de casas rotas y techos desplomados. Un paraíso de calles desiertas, de muertos sin enterrar. Un paraíso de muros destruidos, de torres caídas y campos devastados [...] Podéis quedaros con todo lo que pusisteis encima. Nosotros somos los desterrados de España [...] Dejadnos las ruinas. Debemos comenzar desde las ruinas. Llegaremos.
María Teresa León, Memoria de la melancolía.

Con esta cita da comienzo El corazón helado, la novela definitiva sobre la Guerra Civil española de Almudena Grandes. Por fin me he animado a hincar el diente a la historia de estas dos familias, que sirven a Almudena para hacer un recorrido por la Historia más reciente de este país, la República, la contienda, la dictadura y el exilio, las dos Españas y el conflicto de las nuevas generaciones con la memoria.

Bajaban por Alcalá y bajaban por la Gran Vía, uniformados, peinados, pisando fuerte con sus botas, indemnes al sol y al fuego de las calles, y a cualquier inquietud, a cualquier preocupación, al miedo, porque habían ganado la guerra y eran los amos de la vida y de la muerte, de la ley y de la fuerza, de las cárceles y de los paredones, del cielo y de la tierra. Porque para eso habían acertado, pensó Julio, mientras a su alrededor los peatones corrían al borde de la acera para levantar el brazo, o en dirección contraria para ganar unos instantes de paz precaria, insuficiente, en las callejas oscuras o en los túneles del metro. Todo el mundo corría, hacia un lado y hacia el otro, pero él se quedó quieto...
Para él, España no era un país, sino un contratiempo, una anomalía que cambiaba de forma, de naturaleza, según las fechas y las circunstancias, como una enfermedad congénita, capaz de brotar y de desaparecer ella sola, o un grano rebelde que, sin picar mucho, tampoco deja nunca de resultar molesto. Ignacio Fernández Salgado, que nunca había estado en España, ya estaba harto de España, harto de la tortilla de patatas y de las sevillanas, de los villancicos y de los refranes, de Cervantes y de García Lorca, de los mantones y de las guitarras, de Fuenteovejuna y del Tenorio, del cerco de Madrid y del Quinto Regimiento, de comer uvas en Nochevieja y de levantar en el aire una copa de champán para escuchar siempre las mismas palabras, el año que viene en casa.
-¿Tú eres republicano? -y la niña rica del pueblo que había crecido sola entre olivares antes de vivir su traslado a un colegio de monjas de Jaén como una aventura incomparable, sintió un escalofrío en la espalda al pronunciar esa palabra ardiente y afilada, prohibida, clandestina.
-Sí -él contestó con mucha naturalidad, sin embargo.
-¿De verdad? -insistió, y le hizo sonreír.
-De verdad.
-¡Ah! -María sonrió a su vez, se quedó quieta, dejó que él se acercara-. ¿Y por qué?
-Porque creo que todos los hombres somos iguales -ella se dio cuenta de que estaba hablando en serio aunque la expresión de su cara siguiera siendo risueña-. Porque creo que todos deberíamos tener los mismos derechos. Porque lo que está pasando en Africa me da vergüenza. Porque no es justo que los pobres mueran como moscas mientras los ricos pagan para librarse de ir a una guerra que sólo les beneficia a ellos. Porque este país está mal hecho y hay que volver a hacerlo entero, de arriba abajo.
Almudena Grandes

¡A por la Tercera!



Rolling Stones - Start Me Up

por baltanar

Friday, January 29, 2010

J.D. Salinger

“No importa que la sensación sea triste o hasta desagradable, pero cuando me voy de un sitio
me gusta darme cuenta de que me marcho”


http://unviajeimposible/2007/12/el-guardián-entre-el-centeno.
http://unviajeimposible/2007/12/lennon-chapman-y-la-novela-de-salinger.

Monday, December 14, 2009


Qué alegría, vivir
sintiéndose vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad trasvisible es que camino
sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz (...)*
Pedro Salinas, La voz a ti debida

Monday, July 06, 2009

miedo



Por sobre las terrazas alunadas
donde se aman cautelosamente los gatos
y los brillos esquivan las chimeneas
creo que nadie sabe lo que yo sé esta noche
algo aprendido a pedacitos y a pulsaciones
y que integra mi pánico tradicional modesto

¿cómo desmenuzar plácidamente el miedo
comprender por fin que no es una excusa
sino un escalofrío parecido al disfrute
sólo que amarguísimo y sin atenuantes?

los suicidas no tienen problemas al respecto
deciden derrotarse y a veces lo consiguen
entran en el miedo como en una piragua
sin remos y con rumbo de cascada
son los descubridores del alivio
pero la paz les dura una milésima

tampoco los homicidas se preocupan mucho
limitan el miedo a una coyuntura
desenvainan la furia o aprietan el gatillo
y todo queda así simplificado y yerto

pero los demás o sea los que venimos
tironeados por la maravilla
y perseguidos por el horror
los demás o sea los compinches de la duda
los candorosos los irresponsables
los violentos pero no tanto
los tranquilos pero no mucho
los deportados de la buena fe
los necesitados de alegría
los ambulantes y los turbados
los omisos de la vanguardia
los atrasados de la vislumbre

ésos qué haremos con el mundo
sino asediarlo a escaramuzas
desmenuzarlo con las uñas
extinguirlo con el resuello
desmantelarlo a mordiscones
hacerlo trizas con la mirada
dar cuenta de él con el amor
estrangularlo.


Julieta Venegas & Lenine - Miedo

Wednesday, June 17, 2009

De Profundis

Somos los bufones del dolor.
Somos unos payasos con el corazón destrozado. Y gozamos de la facultad de
mover los músculos de la risa.

Oscar Wilde

Oscar Wilde estaba en la cima de su carrera cuando fue protagonista del mayor escándalo público de la Inglaterra victoriana. En 1895, el escritor de El retrato de Dorian Grey fue acusado de sodomía por el Marqués de Queensberry, por la relación íntima que mantenía con su hijo Lord Alfred Douglas, Bosie para los amigos. Wilde lleva a juicio al Marqués por difamación, pero tras declarar, es detenido, juzgado y condenado a dos años de trabajos forzados.
Al salir de la cárcel escribió sobre esta experiencia que le marcaría el resto de su vida: el poema The Ballad of Reading Gaol, sobre las condiciones de la vida en prisión, y sobre todo, la imprescindible De Profundis, un ajuste de cuentas con Bosie (es una carta dirigida a él), y con toda la sociedad británica de la época. Wilde abandona Inglaterra y se va a París, donde vivió como Sebastian Melmoth el resto de su vida.

Yo quiero poder llegar a un punto en que pueda decir con toda sencillez, sin hipocresía, que mi vida tuvo dos momentos decisivos: cuando mi padre me envió a Oxford y cuando la sociedad me mandó a la cárcel. No quiero decir con ello que el haber entrado en la cárcel sea lo mejor que me podía haber sucedido, pues esto implicaría una amargura excesiva contra mí mismo. Prefiero decir u oír decir de mí que habré sido un hijo característico de mi tiempo, que, en mi perversidad, y a causa de ella, he convertido en malo lo bueno de mi vida y lo malo en bueno.
Sin embargo, poco importa lo que yo u otros puedan decir. Lo esencial que se me presenta y que he de realizar, si no es mutilado, destruido o defectuoso el breve tiempo que aún me queda, es absorber en mí todo cuanto se me ha hecho, convertirlo en una parte de mí mismo, aceptarlo sin protestas, ni resistencias, ni temores. El mayor de los vicios radica en la vanidad, y sólo cuenta lo que ha llegado a comprenderse. Todo lo que llega hasta la conciencia es justo.

Al principio de mi reclusión hubo quien me aconsejó que intentara olvidar quién era. Resultó un mal consejo, ya que sólo dándome cuenta de lo que soy he podido hallar algún consuelo. Ahora hay quien me aconseja también que, en cuanto sea puesto en libertad, procure olvidar que he estado en la cárcel. Más sé que esto sería igualmente fatal, porque estaría siempre obsesionado y toda mi vida me sentiría perseguido por un insoportable sentimiento de vergüenza, y todo lo creado para mí y para los demás: la belleza del sol y de la luna, el cortejo de las estaciones, la armonía del amanecer y el silencio de las dilatadas noches, la lluvia murmurando entre el follaje y el rocío que cae sobre la hierba y la platea, todo estaría como mancillado para mí y perdería su poder curativo y su propiedad de esparcir alegría. El lamentar la propia experiencia es como sellar con una mentira los labios de su propia vida. Es nada menos que intentar renegar de su propia alma.
Sin embargo, así como el cuerpo absorbe toda índole de cosas, lo mismo las más ordinarias e impuras que aquellas consagradas por el sacerdote o el éxtasis, y las transforma en agilidad y vigor, en el juego hermosos de los músculos, en las formas de la carne luminosa, en los tonos y redondeces de las cabelleras, los labios y los ojos, así es también la actividad nutritiva del alma, que puede transformar en nobles excitaciones y pasiones de gran alcance lo bajo, lo cruel y degradante; más aún: que puede encontrar precisamente en ello su modo más noble de afirmarse y que, con frecuencia, se exterioriza del modo más perfecto a través de aquello cuya intención primera era de profanación o de destrucción.

Oscar Wilde.
The Oscar Wilde Collection.
Grande!, Wilde, muy grande...

No lamento ni un instante el haber vivido para el placer; viví para él intensamente, como debe hacerse todo lo que se hace...
No hubiera podido ser de otra manera. En cada momento aislado de la existencia uno es aquello que será no menos que aquello que ya ha sido. El arte es un símbolo, porque el hombre también lo es.


Vincent Mallea, Le dessein du monde.

No tropezaré con dificultades, porque cuando se desea amar el amor suele estar esperando. No necesito decir que mi tarea no termina aquí. De lo contrario, sería relativamente fácil. Tengo aún mucho camino por delante, altas montañas que es preciso escalar, valles oscuros que he de cruzar, y todo tengo que hacerlo solo.
Ni la religión, ni la moral, ni la razón, pueden servirme de ayuda.


http://www.vincentmallea.com/
http://bajoelsignodelibra/2009/05/vicent-mallea.html
http://bajoelsignodelibra/2007/04/oscar-wilde.html

Monday, June 15, 2009

en el amor todo es empezar

aaah… en el amor
todo es empezar, aaah… en el amor
todo es empezar.
Si él te lleva a un sitio oscuro que no te asuste la oscuridad, pues casi nunca se está seguro si es por amor o por algo más. aaah… en el amor todo es empezar. aaah… en el amor todo es empezar
.
Rafaella Carrá



A tomar por culo del armario maricón
Los Güebones, de Luis Guridi
piezas cortas interpretadas por César Sarachu

El mariquita se peina
en su peinador de seda.
Los vecinos se sonríen
en sus ventanas postreras.
El mariquita organiza
los bucles de su cabeza.
Por los patios gritan loros,
surtidores y planetas.
El mariquita se adorna
con un jazmín sinvergüenza.
La tarde se pone extraña
de peines y enredaderas.
El escándalo temblaba
rayado como una cebra.
¡Los mariquitas del Sur,
cantan en las azoteas!
Canción Del Mariquita, Federico G. Lorca

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.
Los placeres prohibidos, Luis Cernuda, 1931.

¡Ven, ven, muerte, amor; ven pronto, te destruyo;
ven, que quiero matar o amar o morir o darte todo;
ven, que ruedas como liviana piedra,
confundida como una luna que me pide mis rayos!

La destrucción o el amor,Vicente Aleixandre

http://unviajeimposible/2007/11/las-maricas-andaluzas.
http://unviajeimposible/2006/07/lorca-y-dalí-el-amor-que-no-pudo-ser.
(*) Este post, de hace casi tres años, está teniendo una segunda vida con el estreno de Little Ashes, sobre la posible relación entre Dalí y Lorca, que a no ser que me digáis lo contrario no tengo ninguna prisa por ver.












The Age Of Consent. Bronski Beat, 1984.
El lenguaje perdido de las grúas, David Leavitt, 1986.

Deseo Carnal, 1984.


Diana Ross - I'm Coming Out

Monday, May 18, 2009

Mario Benedetti

Mario Benedetti
(14.sept.1920 - 17.may.2009)
"Quién me iba a decir que el destino era esto"


El verbo

En el principio era el verbo
y el verbo no era dios
eran las palabras
frágiles transparentes y putas
cada una venía con su estuche
con su legado de desidia
era posible mirarlas al trasluz
o volverlas cabeza abajo
interrogarlas en calma o en francés
ellas respondían con guiños cómplices y corruptos
qué suerte unos pocos estábamos en la pomada
éramos el resumen la quintaesencia el zumo
ellas las contraseñas nos valseaban el orgasmo
abanicaban nuestra modesta vanidad
mientras el pueblo ese desconocido
con calvaria tristeza decía no entendernos
no saber de qué hablábamos ni de qué callábamos
hasta nuestros silencios le resultaban complicados
porque también integraban la partitura excelsa
ellas las palabras se ubicaban y reubicaban
eran nuestra vanguardia y cuando alguna caía
acribillada por la moda o el sentido común
las otras se juntaban solidarias y espléndidas
cada derrota las ponía radiantes
porque como sostienen los latinoamericanos del boul mich
la gran literatura sólo se produce en la infelicidad
y solidarias y espléndidas parían
adjetivos y gerundios
preposiciones y delirios
con los cuales decorar el retortijón existencial
y convertirlo en oda o nouvelle o manifiesto
las revoluciones frustradas tienen eso de bueno
provocan angustias de un gran nivel artístico
en tanto las triunfantes apenas si alcanzan
logros tan prosaicos como la justicia social

en el después será el verbo
y el verbo tampoco será dios
tan sólo el grito de varios millones de gargantas
capaces de reír y llorar como hombres nuevos y mujeres nuevas

y las palabras putas y frágiles
se volverán sólidas y artesanas
y acaso ganen su derecho a ser sembradas
a ser regadas por los hechos y las lluvias
a abrirse en árboles y frutos
a ser por fin alimento y trofeo
de un pueblo ya maduro por la revolución y la inocencia.
Letras de emergencia.

Seguro que muchos tendréis algún poema de Mario Benedetti
guardado en la memoria.


¿Qué pasaría?

¿Qué pasaría si un día
despertamos dándonos
cuenta de que somos mayoría?
¿Qué pasaría si de pronto
una injusticia, sólo una,
es repudiada por todos,
todos los que somos, todos,
no unos, no algunos, sino todos?
¿Qué pasaría si en vez de
seguir divididos nos
multiplicamos, nos sumamos
y restamos al enemigo que
interrumpe nuestro paso?
¿Qué pasaría si nos
organizáramos y al mismo
tiempo enfrentáramos
sin armas, en silencio,
en multitudes, en millones de
miradas la cara de los
opresores, sin vivas,
sin aplausos, sin sonrisas,
sin palmadas en los hombros,
sin cánticos partidistas,
sin cánticos?
¿Qué pasaría si yo pidiese
por ti que estás tan lejos,
y tú por mí que estoy tan lejos, y ambos por
los otros que están muy
lejos y los otros por
nosotros aunque estemos lejos?
¿Qué pasaría si el grito
de un continente fuese
el grito de todos los continentes?
¿Qué pasaría si pusiésemos
el cuerpo en vez de lamentarnos?
¿Qué pasaría si rompemos
las fronteras y avanzamos
y avanzamos y avanzamos
y avanzamos?
¿Qué pasaría si quemamos
todas las banderas para
tener sólo una, la nuestra,
la de todos, o mejor
ninguna porque no
la necesitamos?
¿Qué pasaría si de pronto
dejamos de ser patriotas para
ser humanos?
No sé... me pregunto yo:
¿Qué pasaría...?