Thursday, May 21, 2009

Nouvelle Vague

De izquierda a derecha, y de abajo a arriba: François Truffaut,
Raymond Vogel, Luis Felix, Edmond Séchan; Edouard Molinaro,
Jacques Baratier, Jean Valére; François Reichenbach, Robert Hossein, Jean-Daniel Pollet, Roger Vadim, Marcel Camus; Claude Chabrol, Jacques Doniol-Valcroze, Jean-Luc Godard y Jacques Rozier.


Se cumplen 50 años de esta histórica fotografía, en el Palais del Festival de Cannes, que supuso el bautismo oficial de la influyente Nouvelle Vague francesa. Desconozco algunos de los nombres, y faltan muchos importantes. Otros, como Marcel Camus, ganador de la Palma de Oro, no debería incluirse entre este grupo de cineastas. Orfeo Negro, que también ganó aquel año el Oscar a la mejor película extranjera, ha envejecido mucho peor que Los cuatrocientos golpes de François Truffaut, o la impactante Hiroshima mon amour, de Alain Resnais. En la edición de Cannes'59 competían también Luis Buñuel, con Nazarín, y Jack Clayton, George Stevens, Michael Powell o Richard Fleischer.


«El nacimiento de una nueva vanguardia:
la cámara pluma»

Pero la nueva ola francesa no surge de repente en el año 59, es el resultado de un largo proceso que se inicia en la inmediata posguerra cuando aparecen los primeros síntomas de descontento: el cine francés de la época calcaba los métodos de producción de Hollywood, las películas debían de ajustarse a fórmulas que habían funcionado ya con éxito; frente a esto, los grandes realizadores, como Renoir, Welles o Bresson, utilizaban la cámara como un escritor su pluma. Estas ideas se desarrollan después en un artículo de Andre Bazin, fundador de la revista Cahiers du Cinéma. Además, el desarrollo tecnológico hacía posible todo esto: los equipos cinematográficos son mucho más ligeros y fáciles de manejar, la cámara se puede llevar al hombro, lo que permitía el rodaje en exteriores. Hoy es difícil entender el enorme paso que se dio entonces en la evolución del lenguaje cinematográfico, y su influencia en todo el cine posterior. Supieron aprovechar las novedades técnicas para romper con la narrativa dickensgriffithiana tradicional: los movimientos de cámara, saltos de raccord en el montaje, interpelaciones directas al espectador... a su manera, cada uno reflejaba sus preocupaciones estéticas con el objetivo de seguir avanzando en las posibilidades del cine, con la intención de abordar cuestiones metafísicas o psicológicas, como se había hecho antes en la literatura.
La génesis de la Nouvelle Vague está precisamente en Cahiers du Cinéma, creada por André Bazin en 1951, donde nace la teoría de "cine de autor": un auténtico cineasta debía saber transformar materiales ajenos en suyos, e introducir su propia visión del mundo en los personajes y las situaciones que se presentan. Estas ideas serían desarrolladas después por los jóvenes críticos de la revista, como François Truffaut, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Eric Rohmer y Jacques Rivette, los jóvenes turcos, llamados así por los palos que dieron al cine francés de qualité de la época. Sin embargo, a través de sesudos análisis de sus obras, contribuyeron a elevar a categoría de autor a Hitchcock, Ford, Tourneur o Hawks, considerados hasta entonces como simples artesanos al servicio de la industria hollywoodiense. A partir de este momento, las películas dejan de ser del productor y del estudio; y el Director se convierte en la estrella.



“El rostro del cine francés ha cambiado”
Jean-Luc Godard, 22 de abril de 1959

Y en 1959, todos ellos dan el paso a la realización. El bello Sergio de Claude Chabrol tiene el honor de ser considerado el primer film adscrito al movimiento. Durante aquel año, todos los nuevos filmes distribuidos en Francia aparecen ya bajo la bandera de la Nouvelle Vague: Los cuatrocientos golpes de François Truffaut, y Hiroshima mi amor de Alain Resnais -que después se distanciaría de ellos, el único que no escribió en Cahiers-, llegan a Cannes con esa etiqueta. Jean-Luc Godard rodaba en esos momentos Al final de la escapada. Son también del mismo año los primeros largometrajes de Eric Rohmer, El signo del león, y de Jacques Rivette, París nos pertenece. Y Pierre Kast, o Jacques Doniol-Valcroze, todos procedentes de la crítica cinematográfica.
Existen otros cineastas que no vienen de la revista Cahiers -algunos proceden del documental-, pero comparten los mismos valores, como Agnès Varda, Jacques Demy, Jean Rouch, Georges Franju, Jacques Rozier, o Claude Berri. Hay que tener también en cuenta a Louis Malle, Roger Vadim, Maurice Pialat, incluso Jacques Tati, que nunca se integraron en el movimiento, pero lo enriquecieron y contribuyeron a su expansión.
Esta explosión de creatividad no se hubiera producido sin la creación de las ayudas públicas, un anticipo sobre taquilla, que facilitó la producción de un centenar de largometrajes entre 1958 y 1962 de directores noveles.



Los cuatrocientos golpes

No es difícil imaginar a François Truffaut detrás de la mirada de Antoine Doinel, el chico protagonista de Los cuatrocientos golpes: como la suya, tuvo una infancia difícil, solitaria, sin padre, rechazado por la madre, fugas del colegio para colarse en salas de cine, reformatorios... A los 15 años fundó su propio cine-club, y al poco tiempo conoció a Andre Bazin, su mentor y padre espiritual, a quien está dedicada la película: gracias a él empezó a escribir muy joven en Cahiers, llegando a ser conocido como el enfant terrible de la crítica francesa. Con su primera película intenta poner en práctica el concepto de "autor" que había defendido en su etapa de crítico: el director debía de identificarse con el mundo que quería plasmar, y aquí la identificación no puede ser más completa, su propia infancia y memoria. Conforme a su propia teoría, un cineasta se expresa en toda su plenitud en los tres primeros films, luego se limita a reelaborar los mismos temas una y otra vez hasta el infinito. En su ópera prima y las dos siguientes, Disparad al pianista y Jules y Jim, están todas sus obsesiones: la infancia salvaje, las mujeres de al lado, el amante del amor, la soledad y la fugacidad de la felicidad.
Truffaut encontró a Jean-Pierre Léaud, un joven problemático como él, lo convirtió en Antoine Doinel, su propio alter-ego: Truffaut/Doinel/Léaud hicieron una serie de filmes que supone la trayectoria cinematográfica más fascinante de un mismo personaje a través de la obra de
un director: el amor y el sexo en El amor a los 20 años, y Besos Robados, el matrimonio en Domicilio conyugal, y el divorcio en El amor en fuga. "Antoine Doinel es todavía el mismo personaje, bastante cerca de mí sin ser yo, bastante cerca de Jean-Pierre Léaud sin ser él. El personaje de ficción Antoine Doinel es, pues, una mezcla de dos personajes reales, François Truffaut y Jean-Pierre Léaud".



Al final de la escapada

«incluso antes de estrenar su primer largometraje Godard estaba sentando las bases del cine moderno»
Esteve Riambau

Jean-Luc Godard (como Truffaut, que fue co-guionista) devoraba cine americano. Como buenos cinéfilos, muchos de ellos recurrieron al cine de género en sus primeras películas. Al final de la escapada, se inscribe dentro del cine negro, su favorito, pero aplicando los principios del cine de autor. No es frecuente que un movimiento de vanguardia acepte las exigencias comerciales de la industria cinematográfica, también fueron originales en esto, pero no por ello estaban dispuestos a rechazar la idea de autor que proponían.
La estructura está dividida en tres partes bien diferenciadas: un principio que respeta fielmente las reglas del género, una parte central para la reflexión -entre la acción y la violencia- con largas conversaciones entre Belmondo y Seberg, y una parte final trepidante con un poco de las dos cosas. Por un lado, homenajea al policíaco y el cine de gángsters de serie B, pero al mismo tiempo quiere ser una deconstrucción crítica de los mecanismos de esas películas, por lo que tiene ese tono paródico.
"Yo quería tomar una historia convencional y rodarla de manera completamente distinta a cómo se había hecho antes. Quería dar la sensación de que las técnicas cinematográficas se acababan de descubrir". "Pensaba en términos puramente cinematográficos. Para algunos planos me inspiré en las películas de Preminger, Cukor, etc... Y el personaje interpretado por Jean Seberg es una continuación de su papel en Buenos días, tristeza".
"A los actores apenas les indicaba detalles, ya que quería extraer de ellos sólo los gestos y movimientos esenciales. En realidad, la película es un documental sobre Jean Seberg y Jean Paul Belmondo". Belmondo es un espejo deformado de los personajes de Humphrey Bogart (le imita en varias ocasiones): Michel Poiccard es una especie de negativo del mítico Bogart, como si Philip Marlowe se hubiera pasado al otro lado de la Ley.



Los directores de la Nouvelle Vague sacudieron el cine francés de moho y paja con films muy personales, poblados de citas cinéfilas y referencias culturales: Howard Hawks, Nicholas Ray, Samuel Fuller; Jean-Pierre Melville es elegido para interpretar a un famoso escritor. Pero, ninguna película con tan clara voluntad de modernidad como ésta, el de experimentar para destruir las convenciones del lenguaje cinematográfico pre-fijado. Godard, y los miembros más radicales del grupo, incluyen en todas sus películas una crítica al pasado y presente del cine: rechazaban todo lo que había de inútil y obsoleto en la Historia del Cine, mantenían lo que les seguía pareciendo muy válido, e intentaban abrir nuevas vías para investigar otras posibilidades.



Hiroshima mon amour

Además del cine de autor, en esta década surgen otros conceptos como el cine de arte y ensayo o el contra-cine. Godard y Rivette fueron evolucionando hacia ello, pero un lugar destacado merecería Alain Resnais quien, después de diez años realizando cortometrajes, lleva hasta el extremo la idea del cine como arte del tiempo y el espacio, en películas como El año pasado en Marienbad
o Hiroshima mon amour:
http://unviajeimposible/2007/08/hiroshima-mon-amour
Aparecen otros realizadores, que también llevaron hasta el límite la experimentación cinematográfica: Crónica de Anna Magdalena Bach, del matrimonio Jean-Marie Straub y Danièle Huillet, una biografía de J.S.Bach cuya protagonista es su propia música, como materia estética, no como puntuación ni como acompañamiento; la Lola de Jacques Demy, preciosa Anouk Aimée; la innovación formal de Chris Marker, en La Jetée, una paranoia futurista de 29 minutos contada casi en su totalidad con foto fijas, que el propio Marker llamaba «fotonovela»; Jean Rouch que profundizó en las posibilidades del documental; y más... Alain Robbe-Grillet, Jean-Pierre Mocky, Alain Cavalier.


Nacimiento de una nueva vanguardia:
la «Caméra-Stylo»
, Alexander Astruc, 1948
.
http://www.cahiersducinema.com/

27 comments:

Justo said...

Como tú bien dices, es difícil a día de hoy hacerse una idea de lo que supuso esta ola transformadora.. porque muchos de sus valores e innovaciones fueron ya asumidos hace tiempo. Y qué bueno que muchos siguen en activo, pienso por ejemplo en Rohmer casi nonagenario, en Agnès Varda, en Claude Chabrol.. lo que empezó siendo una corriente ha acabado por abarcar la idea del cine francés por completo, eso que entendemos por cine francés, y que a mí me parece una gozada, una suerte que exista ese contrapunto de un cine que nos hace reflexionar y que no tiene reparo en seguir abordando cualquier tipo de asuntos aunque no sean comerciales, que no distingue entre buenos y malos porque se esfuerza por no ser maniqueo, y no renuncia a la experimentación en forma y contenido.

En la actualidad, el cine francés no es necesariamente francés, y yo creo que sería genéricamente todo el que se viene presentando bajo el paraguas de Cannes, el cine de resistencia cultural -incluidos movimientos como el Dogma, que son hijos de la nouvelle vague, aquel que nunca se programa, por ejemplo, en las televisiones españolas. Y el que premia a nuestros autores americanos favoritos como Lynch, Tarantino, Cronenberg,..

Desde el nacimiento del cine -¡pues no fueron los hermanos Lumière!- los franceses pueden presumir de tener una historia coherente, rica, diversa... que no hubiera sido posible, como también dices, sin ayudas públicas -ayudas que tienen todos los sectores económicos y sociales, y nadie se tira de los pelos- y sin el respaldo orgulloso de la gente, que va a ver las películas que se producen en su país.

(¡Que son las siete y media de la mañana, me voy al trabajo, un beso!)

Vulcano Lover said...

Qué sería de nosotros, cinéfilos, sin que se hubiese producido esta revolución... Con sus más y sus menos, sus aspectos positivos y sus aspectos negativos la historia del cine francés es quizá una de las más dignas e interesantes del munod. Y la única capaz de suponer en su momento una alternativa al estilo de hacer cine de Hollywood.

pon said...

Creo que no sólo cambió el cine francés, cambió para siempre la mirada del cine mundial. Y de los espectadores de cine.
Los cuatrocientos golpes y El niño salvaje fueron dos de esas películas que se te quedan grabadas en el disco duro para siempre, y Con Al final de la escapada, me enamoré(y lo sigo estando) por igual de Belmondo y esa levedad y talento en forma de mujer que era Jean Seberg. Yo creo que es la pareja más bella que he visto en el cine.
A veces se producen extrañas conjunciones en el espacio-tiempo que permiten que convivan seres como los de la foto. O literatos, o pintores, o arquitectos, o músicos. A qué se deberá, no tengo idea, pero los testigos somos unos voyeurs muy privilegiados.

Silencio said...

Apenas hubo un ciclo como de tres semanas con lo más representativo de esto, me gustó verlas en cine, ahora me entero de más cosas, ya que mucho de lo que hacen ahora es común que era dificil entender lo emocionante de verlas, leere esto un par de veces y me pondre en tv las de Al final de la escapada e Hiroshima mon amour.

Saludos, me gustó mucho

CRISTINA said...

Nombras películas, directores, una época que supuso un "antes y un después" como se suele decir.
"Al final de la escapada" es una de mis favoritas de las que nombras. Contribuye mucho a ello Belmondo, claro.
Pero sin duda me quedo con "Hiroshima mon amour". Fuerte y triste y oscura...y buenísima.

Besos, Senses

Ernesto said...

Este cine no deja de sorprenderme. Los Cuatrocientos Golpes! Eso es lo que debería ser cine no lo que dícese de llamarse cine y no es más que un producto palomitero. Hace dos semanas tuve la oportunidad de pasear por los Campos Elíseos en París y no se me quitaba de la mente a la chica vendedora de periódicos de "Al final de la Escapada"

Gracias por esta entrada tan necesaria. Un abrazo.

Javier said...

Vulcano me pisa una entrada, ahora tu, y además quién es el guapo que se atreve a competir contigo en cuestiones cinematográficas, desde luego yo, ¡no!, así que dejaré aquí un extracto de lo que estaba preparando, el origen del nombre, quién lo bautizó y cuando:

Se acuñó el 3 de octubre de 1957 y lo hizo en el semanario L'Express la periodista Françoise Giroud al comentar una encuesta estival sobre la juventud.

Caronte said...

Magnífico post sobre este grupo que, sin exagerar, marcó la historia del cine. Creo que me quedo con Al final de la escapada ("Cual es su sueño?, "ser inmortal. Y después morir". Genial!).

Todavía hoy su influencia es mucho más clara de lo que parece...

abrazos benedettianos.

Anonymous said...

Fabuloso texto ¿Es de libros de Miquel Porter i Moix, Román Gubern? Muy bien escrito.

senses and nonsenses said...

Caronte, no recordaba esa frase, me encanta, es Genial.
he completado el post, ...que voy haciendo a trompicones, con Al final de la escapada.
Godard, y sobre todo esta película, sigue ejerciendo una influencia enorme en el cine independiente más arriesgado.
sin la Nouvelle Vague no habría surgido durante esta década el Free Cinema inglés, ni la aparición de cinematografías como las de la república checa, polonia, o brasil. ni el cine independiente americano de los 70: scorsese, cassavetes, coppola... jim mcbride, que aunque luego hizo un cine más convencional (como todos), lo cito porque a él se debe el remake americano de Breathless (Sin aliento), (que, puede que sólo fuera por el mejor richard gere, ...pero tenía algo). dennis hopper, bogdanovich: los jovenes norteamericanos al margen de los grandes estudios intentaron recuperar el espíritu de la "nueva ola" francesa.

Justo, los franceses inventaron el cine, Griffith y Hollywood lo codificaron, la Nouvelle Vague lo descodificó, y de nuevo...
es emocionante que sigan rodando aún Agnés Varda, o Erich Rohmer, que siempre ha intentado trabajar con la máxima autogestión, poco presupuesto, exteriores, cámara al hombro, con actores poco conocidos o no profesionales.

Al final de la escapada sigue siendo la más representativa de toda esta serie de películas. por lo que significó en su momento, y por la influencia que sigue ejerciendo hoy en día: tarantino, jarmusch, hal hartley...
la primera peli que se vio por aquí de wong kar-wai, Txukin-tatxan-express, o así, me pareció un homenaje nada dismiluado a godard y su ópera prima.
y el Dogma, por supuesto. aunque suena ya a algo viejo, mientras la NV francesa sigue igual de fresca que hace 50 años.

senses and nonsenses said...

vaya, he ascendido de categoría...
ahora copio a Porter y Gubern. qué lujo!
que más quisiera yo, ni aunque lo intente...
hombre, muchas gracias.

a usted... no voy a copiarle:
...tiene una fotografía muy bonita,
de esas que merece la pena "ver en el cine"
. (sic).

carlos boyero puede dormir muy tranquilo...

Agur, Ben-Hur.

Jesús Angel Ortega said...

Muy buen post. Magnificamente documentado. Me ha hecho recordar películas que hace tiempo que no visiono, acostumbrado al cine de Hollywood (clásico) no recordaba las geniales películas que los directores de la Nouvelle Vague habían creado para la posteridad. Algunas son verdaderamente inolvidables.
He recordado a André Bazin y su Cahiers de Cinema, de cuando estaba en el cine club alcarreño en activo como altruista montador y devoraba literalmente todos los papeles de cine que caían en mis manos.
¡Enhorabuena Senses por este magnífico trabajo!
Muy buena esta entrada y también la de Hiroshima mon Amour, sin duda mi película preferida de esta escuela de artistas.
Saludos.

Chico,la Lola 2 said...

Hace poco leì que le deben mucho a Rossellini estos de la Nouvelle Vague,y en 1958 se rodò la magnìfica "Ascenseur pour l'echafaud",dònde la colocarìas?

Anonymous said...

Mensaje recibido, Bette Davies, que vas de victimita, y estás bien mirando con los binoculares de rayos x ¿Qué contradicción, no? Vamos, ni la Mariví Bilbao en radio-patio...Porter, Gubern, y un párrafo entero del blog de Almodóvar fusilao, pero fusilao ¡Morro, morro! Pero que conste que con cariño, no te pongas paranoíco, si pa qué....

senses and nonsenses said...

ano-nimo... (: forún.culo en el ídem,
que les sale a algunos blogueros, de origen
-casi siempre- desconocido),

eso... pa'qué? (¡!)



...NO te enrolles, Charlesboyer...

Anonymous said...

Te vas a acabar contestando tu solo un comentario un día, encima de que te los disparo...sino de qué...tu de quéee??

senses and nonsenses said...

Chico-la-Lola-2,
a Rosellini, y a Renoir, Bresson, Dziga Vertov...
el realismo poético francés, y el neorrealismo italiano, tb americanos: Lang, Ray, Ford, Welles... todas las vanguardias... como eran críticos, los chicos de Cahiers, reivindicaban todo lo (que les parecía) válido que se había hecho hasta ese momento.

Louis Malle nunca se consideró a sí mismo parte integrante de ningún grupo, aunque coinciden en el tiempo, temáticas, actores... durante sus primeras películas -al menos-, recorrió un camino bastante paralelo, por lo que siempre le suelen incluir.

pero tpc Agnés Varda considera que perteneciera a ningún movimiento (bueno, si acaso el tándem a.varda-j.demy).
por un lado, estaba el grupo de los chicos de Cahiers, y luego, todos los demás.
sí, si consideramos "nouvelle vague" todo el nuevo cine francés de ppios. de los 60 (muchos directores noveles y una producción muy estimable gracias a las ayudas de financiación).
para mí, Malle mucho antes que p.e. Vadim, otro de los que saltan de una lista a otra.
ahora vería a Lea Massari en El soplo al corazón...

bienvenido, Chico...
muchas gracias, Jesús.

pon said...

Yo lo flipo.

Merche Gallart said...

Senses..Gracias por este gran articulo y me da igual si la escribes tu o no,(esto va por ese anonimo que no da la cara) la información recopilada sobre la "Nouvelle Vague" me parece muy interesante pues ya la teníamos casi olvidada y me parece genial, de esta forma recordaremos un poco la esencia de lo que es hacer buen cien. Varias de mis favoritas están ahi.... Felices sueños.

M.Eugenia said...

Senses, no me canso de leer el post, y de acordarme de muchas de las películas que nombras, mi favorita Hirosima mon amour.
Saludos

Abrujandra said...

Hola senses: ¿Alguna vez te dije que aprendo mucho acá? Deberías figurar entre los blogs educativos.
Besos.

senses and nonsenses said...

Aventurer@, no te preocupes, es un viejo conocido de la casa. un antiguo fan despechado, que no soporta que le ignoren... lo lleva fatal...
si no da la cara, es porque se le habrá caído de la vergüenza...

muchas gracias, chicas.



Vivre sa vie es mi favorita de Godard,
por volver un poco al tema...
me encanta la pareja belmondo-seberg, pero aquí me enamoré de Anna Karina. y Godard, (...y creo que Tarantino tb, después le puso la cara de uma thurman).

El Deme said...

Qué guapo era Belmondo de joven y en blanco y negro, con camisa planchada y recién peinado. Esos jóvenes paseando por calles con poca gente, ese aire de libertad y melancolía, de despreocupación y tertulias. Francia siempre fue el paradigma de la vanguardia.

Santi said...

Te tengo en casa; te leí anoche, después de los despueses, super cansao, y, sí, hay tanto por leer, y aún así la sensación no es la misma, pero supongo que da igual...

Besos de ¿lo viste?, me acordé de ti: "óscar, ¿yo te gusto?"..."óscar, tienes que dejarme entrar

Capri c'est fini said...

No me lo puedo creer... acabo de escribir una parrafada enorme y no se ha publicado... bueno, pues se quedó en el limbo de las palabras. Intentaré resumirla.

Sobre la Nouvelle vague que me parece mágico, casi una conjunción cósmica que se reunieran un grupo de directores tan interesante y consiguieran cambiar la forma de ver el cine. Consiguieron dotar a las películas de contenido, sin olvidar la forma, que al fin y al cabo es lo más importante en el cine: las imágenes. Sin desmerecer la importancia de Hollywood, creo que sin la nouvelle el cine no sería el mismo y en concreto el europeo. Cada vez que veo la cartelera actual, me acuerdo de Truffaut, de Godard, de Resnais, de Malle, de Chabrol y se me cae el alma al suelo.

Por otro lado, ¿sabes lo que te digo querido Senses? Que iba a dedicar una entrada a la Nouvelle vague aprovechando el aniversario pero he decidido que no lo voy a hacer. La razón es sencilla. Leído lo leído, no podría escribir nada, absolument, que pudiera mejorar esta entrada. Es estupenda, sinténtica, ilustrativa, encantadora, fascinante y me podría pasar la vida escribiendo adjetivos uno detrás de otro sin parar.
Enhorabuena, de corazón.

Anonymous said...

Bueno ... primero que nada maravillosa y preciosa oda que esta haciendo a Nouvelle Vague ultimamente ... Solod ecirte que mas que informativo ... es un homenaje digno de reconocerse. Lo del Camera Stylo es un termino que entroen mi vida y en mi care cuando lo ocnoci. Bazin sigue siendo una figura a reconoce y todo un maestro de cine.

Como no delitarse con Demy, Truffaut (Cuya su TIREZ SUR LE PIANISTE adoro con fervor) ... o con un Godard ... pero no el de SIN ALIENTO ... lo prefiero en con Anna Karina en su BANDA A PARTE aunque falta mucho por descubrir.

Dame tiempo para leer tu homenaje a las chicas Nouvelle ... Dios ... que articulos!

Anonymous said...

Ah .. y te cuento que estoy por verme EL SIRVIENTE