Jura una y otra vez rehacer su vida.
Pero cuando llega la noche con sus consejos,
sus compromisos y promesas,
cuando la noche llega con la fuerza
de un cuerpo que pide y necesita
él retorna, perdido, a su fatal deseo.
Los primeros poemas apenas los dio para leer a unos pocos elegidos. Sólo en dos ocasiones Cavafis reunió algunos de sus poemas en algo parecido a un libro con tiradas de 50 ejemplares en la primera ocasión, y unos 70 ejemplares la siguiente.
...El secretismo que rodeó el ejercicio de la poesía en este altísimo poeta no sólo tenía que ver con su homosexualidad, bochornosa tara en un funcionario público y un pequeño burgués de la época y del lugar, que en sus poemas se explayaba con tan sorprendente libertad sobre sus aficiones sexuales; también, y acaso sobre todo, con la fascinación que ejercieron sobre él la clandestinidad, la catacumba, la vida maldita y marginal, que practicó a ratos y a la que cantó con inigualable elegancia. La poesía, para Kavafis, como el placer y la belleza, no se daban a la luz pública ni estaban al alcance de todos: sólo de aquellos temerarios estetas hedonistas que iban a buscarlos y cultivarlos, como frutos prohibidos, en peligrosos territorios.
...El secretismo que rodeó el ejercicio de la poesía en este altísimo poeta no sólo tenía que ver con su homosexualidad, bochornosa tara en un funcionario público y un pequeño burgués de la época y del lugar, que en sus poemas se explayaba con tan sorprendente libertad sobre sus aficiones sexuales; también, y acaso sobre todo, con la fascinación que ejercieron sobre él la clandestinidad, la catacumba, la vida maldita y marginal, que practicó a ratos y a la que cantó con inigualable elegancia. La poesía, para Kavafis, como el placer y la belleza, no se daban a la luz pública ni estaban al alcance de todos: sólo de aquellos temerarios estetas hedonistas que iban a buscarlos y cultivarlos, como frutos prohibidos, en peligrosos territorios.
Mario Vargas Llosa
Su obra completa no fue publicada hasta después de su muerte. E.M.Forster fue el primero que difundió su poesía en Europa. En España fue gracias a Cernuda, y sobre todo en los sesenta, a Gil de Biedma, convertido ya en unos de los mayores representantes de la poesía homoerótica e icono de la cultura gay. Existen varias traducciones al castellano, aunque son muchos los que afirman que está por hacer una traducción de Cavafis definitiva. La traducción de José María Alvarez, que es la que yo conozco, suele ser muy criticada por tratarse de la traducción al francés que hizo Marguerite Yourcenar.Frente a la iluminada vitrina de un estanco
junto a otros, se detienen.
De repente, sus miradas se cruzan
mostrando, tímidamente, sus deseos.
Luego, caminando hacia la acera
sonríen, aceptándose.
Después el coche cerrado...
El cálido contacto de la carne,
el abrazo de los labios y de las manos.
Por temor a la vulgaridad
cuántas cosas dejo sin decir.
Muchos poemas hay escritos
en mi corazón; y esas canciones enterradas
son las que yo amo.
¡Oh primera, pura, libre
juventud al placer entregada!
¡Oh dulce intoxicación de los sentidos!
Temo que alguna vulgaridad
abuse de tu forma divina.
«Nous n'osons plus chanter les roses»
(Traducciones de Jose María Alvarez, Ed. Hiperión)
18 comments:
Huumm, interesane Kavafis; Ooooye, ¿y cómo murió?, es que estoy mirando que murió el mismo día, de distintos años, claro :), con cuarenta años :O
Voy llamando a Colombo o a Ángela Fletcher de Wikipedia, para resolver el enigma, y, haciendo una salida teatral, ¡volveré!
Un abrazo escénico y... ¿es de él el texto del principio? Me encanta como suena, y las fotografías, y el viaje imposible... ¡y me voy con mi pelota, hombre ya!
En sus poemas se repiran las miradas al paso, los roces disimulados, los olores sensuales, los gestos disimulados, los hechos que pudieron ser y no fueron y los que, felizmente, pudieron ser y llenaron de plenitud una vida.
Llévame a Itaca...
Pues me sorprendió saber, cuando me enteré, que aunque de extraordinaria hondura, fineza y calidad, no es una obra poética extensa...pero sí mágica, única...
La foto del chico de los suspensorios sobre la toiletterie...me ha dejado así un poco..."Temo que alguna vulgaridad/abuse de tu forma divina" (Esta parte es un poco bufa para alargar comentario, porque me ha encantado la entrada, las fotos, los poemas, las menciones a Cernuda y Gil de Biedma).
El chico de la segunda foto...uhmmm ¿No será el "Anglades" verdad? jejejeje. Es una broma mala pá que te rías.¿Dónde vivirá Simón Andreu, cambiando de tema?:-)
Besotes. Muxu
Vivir en Itaca... el espacio de cada segundo de nuestra vida, gracias por este recordatoria de C K. el gran poeta de la ausencia.
otro clásico de la literatura homoerótica... ¿por qué no montas una librería con mejor gusto de la mayoría de las que hay???
De la versión no te sé decir, porque imagino que habría que dominar el griego para valorarlo, pero la de Hiperión, que es la que he laído yo, no parece que sea tan mala... No sabía que partía de la versión francesa de Yourcenar. En principio me parece que yourcenar debe ser rigurosa, pero en todo caso, si es una doble traducción se deben perder muchas cosas...
PREGUNTABA POR LA CALIDAD
Desde la oficina donde lo habían tomado
para un puesto insignificante y mal pagado
(como ocho liras al mes: con los extras)
salió al terminar su maldito trabajo
donde la tarde entera había estado agachado:
salió a las siete, e iba caminando lentamente
haraganeando por la calle.- Hermoso,
e interesante: de tal modo que mostraba haber llegado
a su plena realización sensual.
Los veintinueve años, los había cumplido el mes pasado.
Vagaba por la calle, y por los pobres
pasajes que llevaban a su casa.
Al pasar frente a un pequeño negocio
donde vendían unos artículos
falsificados y baratos para obreros,
vio dentro una cara, vio una figura
que le atrajo y entró, como buscando
ver unos pañuelos de color.
Preguntaba por la calidad de los pañuelos
y cuánto costaban con voz ahogada,
casi apagada por el deseo.
Y de igual manera vinieron las respuestas,
distraídas, en voz baja,
con un consentimiento subentendido.
Seguían hablando sobre la mercancía -pero
único objetivo: que se tocaran las manos
sobre los pañuelos; que se acercaran
los rostros, los labios como por casualidad:
un contacto momentáneo del cuerpo.
Rápida y furtivamente, para que no se diera cuenta
el dueño de la tienda que estaba sentado al fondo.
DOS JÓVENES, DE 23 A 24 AÑOS
Desde las diez y media estaba en el café,
y esperaba que dentro de poco apareciera.
Llegó la medianoche -y lo esperaba todavía.
Dieron la una y media; habíase vaciado
casi del todo el café.
Se aburrió de leer diarios
maquinalmente. De sus pobres tres chelines
sólo le quedaba uno: en tanto rato que esperaba
gastó los otros en cafés y coñac.
Todos sus cigarrillos se los fumó.
Lo estaba agotando tanta espera. Porque
solo como estaba por horas, comenzaron
a apoderarse de él inoportunos pensamientos
sobre su vida descarriada.
Mas cuando vio entrar a su amigo -al punto
el cansancio, el fastidio, los pensamientos disipáronse.
El amigo le llevó una noticia inesperada.
Había ganado sesenta liras en el garito.
Sus hermosos semblantes, su maravillosa juventud,
el sensitivo amor que entre sí se tenían,
se refrescaron, revivieron, se fortalecieron
por las sesenta liras de la casa de juego.
Y plenos de alegría y de vigor, de sensualidad y belleza
Se fueron -no a las casas de sus honorables familiares
(donde, por otra parte, ya no los querían):
a una casa de corrupción conocida de ellos,
y muy particular, se fueron y pidieron
un dormitorio, y licores costosos, y de nuevo bebieron.
Y cuando se acabaron los costosos licores,
y cuando ya se acercaban las cuatro
al amor se entregaron felices.
EL SOL DE LA TARDE
Esta pieza, qué bien la conozco.
Ahora se arrienda y también la del lado
para oficinas comerciales. Toda la casa se transformó
en oficinas de corredores, y de comerciantes, y de Compañías.
Ah esta pieza, cuán conocida me es.
Cerca de la puerta aquí estaba el canapé,
y delante de él una alfombra turca;
cerca el estante con dos floreros amarillos.
A la derecha, no, al frente, un armario con espejo.
En el centro, la mesa donde escribía;
y los tres grandes sillones de mimbre.
Junto a la ventana estaba la cama
donde nos amamos tantas veces.
En algún lugar deben estar esas pobres cosas.
Junto a la ventana estaba la cama.
El sol de la tarde le llegaba a la mitad.
...Una tarde, las cuatro, nos habíamos separado
por una semana solamente... Ay de mí,
esa semana se volvió siempre.
Constantino Cavafis
(29 de abril de 1863 – 29 de abril de 1933)
trad.: Miguel Castillo Didier
Pide que tu camino sea largo......
Kavafis, no hay palabras para decir algo de Kavafis. Yo no tengo. Me llena de luz, de mar y de sombras y me lleva a ítaca volando sobre el Egeo.
"Hay un hombre de cabello blanco sentado en la taberna del mar"......
No tengo palabras.
En el fondo hay un nexo de unión con Gil-Albert, esa sociedad que no les dejó vivir sus vidas tal y como eran y les obligó a estar en una oscuridad casi vergonzante.
¡Ah, querido Nonsenses! Cavafis es uno de mis poetas predilectos y no exagero si digo que después de Homero es el poeta más importante en lengua griega.
En realidad Cernuda conocía muy poco la obra de Cavafis (claro que en esa época, calculo en los años cincuenta, su distribución era aún muy minoritaria), él citaba el poema "La suerte abandona a Antonio" como uno de los textos más bellos que había leído nunca.
Yo también conocí su obra a través de la traducción de José María Álvarez (a mí no me desagrada, todo lo contrario), también tengo la que hizo otro grande, José Ángel Valente (a pesar de que dudo que la hiciera también directamente del griego), y creo que tengo una tercera versión (aunque te cito de memoria y no sabría decirte ahora de quién).
Yo creo que en Cernuda su influencia se nota sobre todo en Desolación de la Quimera, en poemas como el de Luis II de Baviera o en Birds in the Night (dedicado, como sabrás, a Rimbaud y Verlaine).
Saludos,
Z.
Elegí para mi blog:
"y bebí un vino fuerte, como sólo los audaces beben el placer".
Besos y más besos para tí.
A mí me pasa con Kavafis como a tí con Dalida: que no he profundizado suficiente, pero ha sido porque no me apareció en el camino, y lo tuyo de Dalida yo creo que es por descreimiento!
Me han gustado mucho los textos y las fotos, y los poemas que manda Tres Leches: "El sol de la tarde", "Dos jóvenes de 23 a 24 años"..
Un abrazo
No lo conozco en profundidad, aunque lo que he leido de él me parece de una sensibilidad exquisita, Hyperión siempre se ha caracterizado por cuidar mucho sus publicaciones, por supuesto incluyendo las traducciones, aunque no sé si hacen justicia al original (creo que la Poesía es intraducible)
1 abrazo.
la única traducción que conozco es la de josé m.alvarez, de hiperión, y sólo a través de ella conozco la poesía de cavafis (o algunas traducciones de poemas concretos, como la que comparte con nosotros Tres Leches). -de Ramón Irigoyen es otra de las traducciones de referencia-. pero siempre me he encontrado con las críticas a esta traducción: porque ser una traducción en sí misma, y por tener como origen la traducción francesa.
besos.
EN LA ESCALERA
Bajando por aquella escalera,
junto a la puerta nos cruzamos, y por un instante
vi tu cara desconocida y tú me viste.
Yo me oculté en las sombras, y
pasaste rápido, alejándote,
y te perdiste en aquella casa vulgar
donde no encontrarías el placer, como tampoco yo habría
de hallarlo.
Y sin embargo el amor que deseabas yo lo tenía para dártelo;
el amor que yo deseaba, tus ojos me lo ofrecían
con su ambigüedad y abandono.
Se sentían los cuerpos y se buscaban;
la sangre y la piel comprendían.
Pero turbados los dos nos escondíamos.
Constantino Cavafis
EN LA ESCALERA
Cuando bajaba yo por la sordida
escalera
entrabas por la puerta y, fugazmente,
vi tu rostro desconocido y tú me viste.
Me escondí luego para que no me vieras de nuevo, y tú
pasaste aprisa, escondiendo tu rostro,
y te perdiste dentro de aquella sórdida casa
donde no hallarías el placer, como tampoco yo lo hallé.
Y, sin embargo, el amor que deseabas, yo podía dártelo;
el amor que yo deseaba - tus ojos cansados y ambiguos
me lo decían - tú podías dármelo.
Nuestros cuerpos lo habían percibido y se buscaban;
la sangre y la piel nos comprendieron.
Pero, turbados, los dos nos escondimos.
Traducción: Pedro Bádenas de Peña
EN LOS PELDAÑOS
Mientras bajaba por la infame escalera,
tú salías por la puerta, y por un momento
vi tu rostro nada familiar y tú me viste.
Luego me escondí donde no me vieses de nuevo, y tú
pasaste rápido ocultando tu rostro,
y te metiste a la casa infame
donde no podrías encontrar placer, como yo no lo había encontrado.
Aún así, el amor que buscabas, yo lo tenía para dártelo;
el amor que yo quería – tus ojos me lo dijeron
tus cansados y desconfiados ojos– tú lo tenías para dármelo.
Nuestros cuerpos se sintieron y se buscaron;
nuestra sangre y nuestra piel entendieron.
Pero ambos nos ocultamos turbados.
Traducción: Andrés Moreira
En la escalera
Cuando bajaba la escalera infame
entrabas por la puerta, y por algún instante
vi tu desconocido rostro y tú me viste.
Me oculté luego por que no me vieras, tú
pasaste rápido tapándote la cara,
y te metiste en aquella casa infame
donde no encontrarías el placer, y yo tampoco.
Pero el amor que tú quieras yo podía dartelo;
y el amor que quería – me lo dijeron tus ojos
cansados, suspicaces- tú me podías dar.
Lo sintieron nuestros cuerpos, y se buscaban;
se dieron cuenta la sangre y la piel.
Pero los dos nos escondimos, alterados.
Traducción: Anna Pothitou y Raphael Herrera
En la escalera
Cuando bajaba por la escalera y
nos cruzamos en la puerta, por un instante
vi tu desconocido rostro y tú me viste.
Me escondí en las sombras,
Pasaste de prisa y escondiendo tu rostro te alejaste, te perdí.
Entraste a la malafamada casa
donde no pudiste encontrar placer como tampoco yo pude.
Así, el amor que tú buscabas, lo tenía yo para darlo
y el amor que yo buscaba – tus cansados ojos sugirieron-
tú lo tenías para mí.
Nuestros cuerpos se atrajeron y se buscaron;
nuestra sangre y piel lo comprendieron.
Pero turbados los dos nos escondimos.
Traducción : Cayetano Cantú
muchas gracias por las traducciones...
tengo que acercarme a otras traducciones que no conozco.
un abrazo.
Esa infame escalera... La casa malfamée... ¡Cuántas veces me habrá pasado! ¡Cómo en sus versos veo espejo...!
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