Mejor Película del Año

El año pasado no me atreví, porque aunque veo muchas películas, cada vez voy menos al cine. Pero este año, aunque me faltan muchos de los grandes estrenos de la temporada, no quiero perder la oportunidad de recomendaros algunas de las cosas que más me han gustado. Sobre todo porque no es habitual tener experiencias tan singulares como la última película de David Lynch.
Inland Empire, en mi opinión, es el fenómeno cinematográfico del año, y difícilmente comparable con cualquier otra película de las estrenadas en el 2007. Y es que, mientras directores como Peter Greenaway o Lars Von Trier se empeñan en manifestar que el cine ha muerto, Lynch, y también Godard, parece que son los únicos que defienden la idea de que en el cine está todo por hacer, que lo que está dando sus últimos coletazos es el modelo decimonónico de cine hollywoodiense, y que las nuevas tecnologías han abierto un mundo de nuevas posibilidades por investigar.
Fascinados con el vídeo digital, ambos lo han utilizado como dispositivo para sus últimos trabajos. Cahiers du Cinema (a Lynch lo adoran, Godard es uno de sus profetas) también la ha elegido como la mejor película del año.

Inland Empire.- (post del 12.mar.2007)

La vida de los otros. El año pasado se llevó todos los premios: Oscar a la película extranjera, mejor película europea. A través del personaje de Ulrich Mühe, en una sobria interpretación, vamos descubriendo la red de espionaje de la extinta Alemania Oriental. Un Stasi convencido y leal al régimen con la misión de espiar a un escritor y su pareja, que le va a hacer cambiar su manera de ver las cosas.

Zodiac. Completaría la terna del año. Otro sangrante olvido para la edición de los Oscars de este año, el más clamoroso, porque David Fincher da una lección de dirección con sabor al mejor cine clásico. Un psicópata en el San Francisco de los años 70. Tres puntos de vista: el policíaco, el periodístico... y el del espectador. Próximamente se podrá ver la versión de más de tres horas del director que se presentó en Cannes.

Shortbus. O lo difícil que es conseguir un orgasmo como dios manda en una sociedad tan anestesiada como la actual. Varias soledades que coinciden al mismo tiempo en un local transgresor de Nueva York, donde se reúnen para dar rienda suelta a su creatividad, artística y sexual. Después de la mítica Hedwig, había mucha expectación por ver cuál era la propuesta de John Cameron Mitchell, y no defrauda.

Promesas del Este. Un enorme David Cronemberg, que se adapta a la perfección a las reglas del mejor cine negro. La película más lógica tras la magnífica Una historia de violencia. En la forma, las mafias rusas en el Londres actual, en el fondo un interesantísimo mosaico de personajes, una reflexión sobre lo complejos que somos. Primera nominación de Viggo Mortensen al Oscar.

Infamous. Ha tenido la mala suerte de estrenarse poco después de Capote. Cuenta la misma historia: las investigaciones sobre el crimen que dio origen a A sangre fría. Si a Seymour Hoffmann le dieron el Oscar, a Toby Jones por Infamous le deberían dar dos. Además, destacan Viggo Mortensen y Ulrich Mühe, el siempre arriesgado Michael Pitt por Last Days y Gérard Depardieu, magnífico en Chanson d'amour.

La vie en rose. La interpretación del año: Marion Cotillard se deja la piel en su composición de Edith Piaf. Se tendrá que conformar con la nominación al Oscar, lograrlo es una quimera. De Laura Dern, entregada a Lynch cada vez que le llama, ni se acordaron. Pero por fin, este año he entendido por qué gustan tanto a la Academia Cate Blanchett, Judi Dench (Diario de un escándalo) y Kate Winslet (Little Children).

Menciones especiales: El libro negro, de Paul Verhoeven, Last Days -y Paranoid Park aún sin estrenar-, de Gus Van Sant. El cine de palomitas también nos ha deparado un par de muy agradables sorpresas: Planet Terror y The Host.
Y un nuevo género, o una moda, la de los falsos tráilers, que nos deja ya la primera obra maestra:
La clave Reserva, pieza de Martin Scorsese para una campaña publicitaria.