Shenzhen 2.0

Estás bajo vigilancia
Si cumples La LEY no debes preocuparte
Sólo los criminales lo hacen

Yue Minjun

Ricardo Salamanca

El Gran Hermano te vigila

Preparaba tranquilamente -sin demasiada prisa- un post con tintes orwellianos sobre la videovigilancia en las ciudades. Pero cada vez hay menos tiempo. Medio millón de cámaras ya vigilan Londres en la actualidad con la justificación de la amenaza terrorista. El Gran Hermano nos vigila, casi sin que reparemos en ello va ganando terreno a pasos agigantados, a un ritmo inalcanzable para este pobre bloguero, de un modo sutil, pero casi más peligroso, por la sensación de libertad individual que tenemos en esta parte del mundo. Sin embargo, los mecanismos de control no son tan diferentes de la sociedad imaginada por George Orwell: miedo, odio, discursos retóricos donde los conceptos y los ideales se han vaciado de todo contenido: democracia, comunismo ...ya no significan nada.
Así que, de todos los temas que proliferan estos días en la blogosfera sobre China, me gustaría hablaros de un artículo de Naomi Klein que he encontrado en la revista Rolling Stone del pasado mes de julio sobre la ciudad de Shenzhen, que parece ciencia-ficción, ...o me gustaría que lo fuera.
(...que estaréis hartos del Tibet: Resultados de noticias que contienen Tibet).

artículo original completo de Naomi Klein
http://www.rollingstone.com/politics/story/chinas_allseeing_eye

Shenzhen es el paradigma de la transformación de un país -sin precedentes en el mundo- que convirtió a esta insignificante aldea de pescadores en la capital financiera del sur de China, y en una de las ciudades más ricas y modernas del país. A finales de los años 70, el régimen chino ensayó aquí de manera controlada su apertura económica. Los rascacielos se mezclan hoy con las miles de fábricas que envían desde aquí sus productos ‘Made in China’ al resto del mundo. Miles de chinos trabajando de sol a sol a destajo, para poder comprar después los aparatos tecnológicos que se construyen aquí.
Y estos días, que China está mostrando a los gobiernos de todo el mundo sus avances económicos y tecnológicos, dice Naomi Klein, que Shenzhen “actúa como un laboratorio, un campo de pruebas para la próxima fase de un gran experimento social”: unas 200.000 cámaras de vigilancia han sido instaladas durante los últimos años por toda la ciudad. Muchas de ellas están en los espacios públicos, disfrazadas de farolas, ocultas en los trenes, en los lugares de trabajo. Después de los sucesos de la plaza de Tiananmen, se ponen las primeras cámaras para evitar protestas populares similares, primero con la excusa de la violencia y la delincuencia, a lo que se ha sumado con muy buenos resultados la retórica de la amenaza terrorista (en el Tibet, y en Xingjiang, de minoría musulmana).
Las últimas 20.000 cámaras que acaban de ser instaladas sirven para poder identificar a cualquier ciudadano a través de un programa informático que estudia las facciones del rostro: las imágenes tomadas en el espacio público son enviadas a una base central que conecta esa información con chips de uso obligatorio, que las autoridades están incorporando a los carnets de identidad, que contienen información sobre el pasado y el presente de cada persona: desde la vida laboral o los datos bancarios, hasta los más íntimos y personales, las autoridades saben así automáticamente si eres un inmigrante en situación irregular o hasta si tienes una enfermedad infecciosa.

Shenzhen, y también Guang-Zhou, ambas con características similares, son los modelos desde donde el gobierno chino experimenta su proyecto de ‘vigilancia total’, que en los próximos años extenderá a todas las ciudades, y con el tiempo también a la China rural. “Las autoridades niegan que su programa de vigilancia sea un intento de volver al pasado a través de una dictadura tecnológica, y aseguran que sus planes forman parte del programa Escudo Dorado, supuestamente ideado para la lucha contra el crimen y el terrorismo”. En un futuro no demasiado lejano un circuito cerrado de cámaras de televisión estará conectado a una única red nacional, un sistema que será capaz de rastrear e identificar a cualquiera dentro de su alcance, que la convierten en la dictadura mejor organizada y más controlada del mundo. La previsión es que, en el futuro ningún ciudadano chino sea anónimo. 1300 millones de chinos fichados en una gran base de datos.
EEUU ha declarado estar interesado, y las multinacionales han puesto toda la última tecnología a su alcance, tecnología al servicio de la videovigilancia, para vigilar a los chinos, y quien sabe, extenderlo al resto del mundo. Todo los gobiernos presentes en las Olimpiadas de Pekín estarán visitando y tomando buena nota de Shenzhen, la ciudad "piloto" vigilada.

Hasta que no tengan conciencia de su fuerza,
no se rebelarán; y hasta después de haberse rebelado,
no serán conscientes. Éste es el problema.

1984, George Orwell

Hasta ahora ningún gobierno había tratado de emular tanto a ‘1984′ -sin hacer el mínimo esfuerzo al menos de disimularlo-, la distopía de George Orwell en la que un sistema autoritario somete a la población al control más absoluto. Shenzhen es el lugar ideal para ensayar la versión china del “Gran Hermano” orwelliano: una cultura arraigada de vigilancia del otro, una población joven adaptada a las nuevas tecnologías, con muchas ganas de comprar y consumir... Y es que Shenzhen supone la perversión más absoluta de los dos grandes sistemas que la sociedad se ha dado a sí misma como formas de organizarse. Naomi Klein habla de capitalismo stalinista (o estalinismo de mercado).
Las organizaciones de Derechos Humanos y la disidencia china en la diáspora (dentro, los disidentes políticos son encerrados en cárceles o centros psiquiátricos) critican los peligros del Escudo Dorado, porque el objetivo fundamental es controlar cualquier intento de oposición al Partido que se produzca: sin un sistema judicial independiente, “es una tecnología que puede utilizarse de forma efectiva para llevar a cabo represión política”. Si se repitieran las protestas populares de 1989 en Tiananmen, el Gobierno en apenas unos minutos podría identificar a los líderes del movimiento y donde viven gracias a estas sofisticadas cámaras de vídeo.
El milagro de Internet, que aunque con una censura brutal tiene más de 200 millones de internautas en China -y que podría suponer una esperanza-, es utilizado sin embargo como elemento de control y represión. Un ejemplo de la prensa de hoy sobre los blogueros: sólo puedes abrir un blog con tu nombre y con tus datos reales, constantemente muchos son cerrados, y ya hay decenas de detenidos por estos “delitos de opinión”. Se mantiene una férrea censura sobre todos los medios de comunicación, se ha creado una Policía de Internet estimada en 30.000 agentes, y se ha institucionalizado la figura del “chivato”.

Stephane Bourson

“Nosotros no sólo sabemos quién es usted, sabemos también dónde se encuentra. No se preocupe.
Nuestra compañía sólo ofrece este tipo de datos
a las autoridades gubernamentales.”

un directivo ejecutivo de China Mobile, la compañía china de teléfonos más grande

http://web.es.amnesty.org/china/
http://marcocar.blogspot.com/2008/05/china-modelo-de-estado-policiaco
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/12/09/internacional/