The Women, George Cukor, 1939
Desperdigados por los rincones de la acción, perdidos a veces en una esquina del fotograma, protagonistas de algunos planos ocasionales o interlocutores privilegiados de la estrella en secuencias de tránsito, los actores secundarios son casi siempre una presencia subsidiaria dentro del encuadre y, a pesar de esto, provocan a veces destellos de luz que iluminan la secuencia, que inyectan un hálito de vida dentro de un plano, que facilitan la transición del drama a la comedia, y viceversa...
Carlos F.Heredero
Norma Desmond ya sospechaba que el primer plano era el reino de las rutilantes estrellas del
star-system del Hollywood dorado:
All right, Mr. DeMille, I'm ready for my close up, pero eran las actrices de reparto quienes dominaban durante el plano general. No tenían que ser guapas ni glamourosas según los rígidos cánones de la época, estaban allí para dar la réplica a
Margo Channing (
Celeste Holm, como la amiga),
Scarlett O'Hara (
Hattie McDaniel, como la Mummy), o a
Vienna (
Mercedes McCambridge, su enemiga más encarnizada). En inglés,
Supporting Players: es decir, quienes apoyan, colaboran o refuerzan las acciones de l@s protagonistas; o por el contrario, quienes tenían una función antagónica respecto a la estrella; o en otras ocasiones, la mera representación de un arquetipo.
Estas son en mi modesta opinión algunas de las que fueron las más grandes en los papeles más pequeños. Personajes inmortales. A todas ellas se las conocía como las roba-escenas. Secundarias de lujo en la época dorada de Hollywood.
Thelma Ritter, la cómplice perfecta en Rear Window
Thelma Ritter. Ella sí que fue la auténtica ladrona de escenas. Una película con ella dentro siempre me gusta mucho más. Mi preferida: la entrometida asistenta de James Stewart en
La ventana indiscreta. Nunca consiguió un Oscar, aunque fue nominada hasta seis veces, entre ellas por
El hombre de Alcatraz,
Confidencias de medianoche o la inolvidable criada de Bette Davis en
Eva al desnudo. Además, fue la amiga y confidente de Marilyn Monroe en
Vidas Rebeldes.
Airport, 1970
Tan sólo nueve personas han logrado los cuatro grandes premios del
american showbusiness, con lo que puede resultar irónico incluir a
Helen Hayes en este grupo: ganó dos Oscars, dos Tonys (conocida como la primera dama del teatro norteamericano), un Emmy, y hasta un Grammy... Fue pareja de Gary Cooper en
Adiós a las armas, el año que recibía su primer premio de la Academia como mejor actriz por
El pecado de Madelon Claudet. Desde 1935, centrada en el teatro, no regresa al cine hasta 1956, como la abuela de
Anastasia, la emperatriz rusa Maria Feodorovna. Y otra larga ausencia de la pantalla hasta
Aeropuerto. Seguro que la recordáis como la dulce viejecita que viaja de polizón de avión en avión por puro aburrimiento. Por esta interpretación obtuvo su segundo Oscar, y una mención especial en esta entrada.
Además, le debemos también el haber introducido en el mundo del cine a su amiga
Agnes Moorehead, quien se inició de la mano de otro debutante, Orson Welles, en
Ciudadano Kane. Gracias a su siguiente película,
El cuarto mandamiento, obtiene la primera de sus cuatro candidaturas al Oscar. También fue nominada, sin éxito, por
La Señora Parkington,
Belinda y
Canción de cuna para un cadáver. A pesar de su extensa filmografía, será recordada sobre todo como la bruja más pop de la Historia de la TV, la bruja Endora que interpretó desde 1964 a 1972 en la serie
Embrujada. Otros títulos emblemáticos son:
Jane Eyre, la amiga de Jane Wyman en
Obsesión y
Sólo el cielo lo sabe, ambas de Douglas Sirk, la directora de una cárcel de mujeres en
Sin remisión, o la película considerada como maldita,
El conquistador, debido a que gran parte del equipo
de rodaje fue muriendo de cáncer durante los años posteriores.
Una sorprendente historia que tiene todo un
post.
Agnes Moorehead como Endora
Caged, John Cromwell, 1950
En
Sin remisión también estaba
Hope Emerson, otro rostro muy familiar, actriz de carácter nominada al Oscar por esta "inolvidable" sádica funcionaria de prisiones,
rodeada de tías todo el santo día, que hacía la vida insoportable a Eleanor Parker y el resto de reclusas. A la Emerson también la recordaréis como la mujer forzuda que hacía volar por los aires a Spencer Tracy en
La costilla de Adán, y como una de las novias más activas de la
Caravana de mujeres.
Jo Van Fleet, otra gran dama del teatro que se estrena en la pantalla grande como madre de James Dean en
Al este del edén, un personaje que le dio el Oscar como mejor actriz de reparto. Tardamos en ver su cara, siempre oculta, y lo haremos al mismo tiempo que su propio hijo. El gran momentazo: cuando
jimmy le pide que se quite los guantes y le enseñe las manos.
Mildred Natwick es un rostro familiar en el cine de John Ford y Alfred Hitchcock. El director irlandés, que le dio su primera oportunidad en
Hombres intrépidos, contó con ella en varios de sus films:
3 Godfathers,
El hombre tranquilo. Consiguió su única nominación al Oscar por
Descalzos en el parque, donde interpretaba a la madre de Jane Fonda. Su última aparición en la pantalla fue en
Las amistades peligrosas, como la entrañable Madame de Rosemonde, la tía favorita del Vizconde de Valmont.
Elsa Lanchestery
Una O'Connor: coincidieron
al menos hasta tres veces en el mismo film: en
La novia de Frankenstein, de su amigo James Whale,
David Copperfield de George Cukor, y
Testigo de Cargo, de Billy Wilder, que fue la última película de Una, y con la que Elsa lograba su segunda nominación al Oscar, junto a su marido (de conveniencia), el "excesivo" Charles Laughton.
A
Mrs. Danvers la dejaremos para un futuro
post sobre los personajes más armarizados del cine clásico, ...o los que inspiran más terror. Un personaje tan potente que nos hace olvidar que también aparecía en
Laura,
Los Diez Mandamientos, o
Un hombre llamado caballo, era una de los
Diez negritos, la reina Herodias en
Salomé, o la madre de Paul Newman en
La gata sobre el tejado de zinc, e incluso participa en uno de los films de la serie
Star Treck.
Hay otros personajes secundarios inolvidables en la Historia del Cine, pero en ningún caso puede decirse que fueran exactamente interpretados por actrices de reparto:
Lilian Gish como el hada madrina de los niños de
La noche del cazador. En
Duelo al Sol fue la sufrida esposa de Lionel Barrymore y madre del clan. Pura Historia del Cine: desde Griffith y el
Nacimiento de una nación hasta
Las ballenas de agosto, su último trabajo junto a Bette Davis.
Gloria Grahame en
Los Sobornados. Consiguió el Oscar por la esposa del guionista de
Cautivos del mal, pero ningún personaje tan emblemático como Debbie, la chica del
gángster a quien le desfiguran la cara con café hirviendo. Ya era
una chica "mala" en
¡Qué bello es vivir!.
Shelley Winters también estaba en
La noche del cazador, y en tantas... dos Oscars:
Un retazo azul,
El diario de Ana Frank; pero si tengo que elegir sólo una interpretación, ninguna tan emocionante como la ex-nadadora de
La aventura del Poseidón. Fue la abuela de
Roseanne.
Vanessa Redgrave en
Julia, la mejor amiga de la escritora Lilian Hellman, como una intelectual judía
y comunista comprometida con la Resistencia y la lucha en contra los Nazis. Una actriz todoterreno que, en el otro extremo, también fue la matriarca conservadora de
Regreso a Howards End.
Próximamente.- Ellos.