Buda explotó por vergüenza, lo mejor del 2008

No quiero jugar a apedrear
Baktay,muérete, si no te mueres,no serás libre

Es la película más ingenua, deliciosa, pura, penetrante, alegórica, inteligente, sencilla y a la vez enrevesada que habrán visto en mucho tiempo.
Oti Rodríguez Marchante

Y yo estoy completamente de acuerdo con esto. Ninguna película me ha conmovido tanto este año como la odisea de esta niña afgana de seis años que se propone pese a quien pese aprender a leer y escribir. Baktay, que vive en una de las cuevas bajo el gran hueco que dejó el Buda que destruyeron los talibanes, ha oído que en la escuela enseñan cuentos divertidos. La anécdota de comprar un cuaderno se convierte en toda una aventura, y toda la película se convierte en una metáfora de la más cruda realidad. En sus juegos los niños imitan hasta el calco el mundo violento de sus mayores: juegan a la guerra con palos, a bombardear con aviones de papel, a ser talibanes que destruyen budas y obligan a las niñas a colocarse burkas de papel.
Porque además, si la realidad es horrible para todos, el día a día es infinitamente peor si se ha nacido mujer. Por esto parece tan importante el viaje de Baktay -repleto de obstáculos- para poder llegar a la escuela: la búsqueda de un poquito de esperanza -su mejor amigo le ha contado que allí aprenderá historias bonitas-, una especie de oasis en el desierto de una realidad muy sombría. Los niños que se encuentra en el camino pretenden apedrearla porque las niñas no pueden ir a la escuela. Y la arrastran hasta una cueva, junto a otras tres niñas encerradas con excusas como llevar la cara descubierta o tener un lápiz de labios.

Pero el secreto de Buda explotó por vergüenza está en la magia de la niña Nikbakht Noruz. Sin la mirada de Baktay probablemente la película no hubiera sido la misma. La debutante directora iraní Hana Makhmalbaf consiguió con tan sólo 18 años -otra niña- el Premio Especial del Jurado del Festival de Cine de San Sebastián del 2007. Aunque las lenguas más viperinas decían que se la habían hecho sus padres: el guión está escrito por su madre, y su padre es el cineasta iraní, maestro de cineastas, Mohsen Makhmalbaf.

Baktay cae en la trampa de un imaginario campo de minas de unos pequeños talibanes

Afgana y niña... ¡que Alá te proteja!. Carlos Boyero en El País.
Talibanes No, Gracias. Oti Rodríguez Marchante en ABC.
Viendo Buda... sobre la vergüenza de Afganistán. Zelig-manía.

Buddha Collapsed Out of Shame

una atónita Irina Palm

Me gustaría recomendar también Irina Palm. Me encantó esta tremenda historia, pero tierna y muy divertida al mismo tiempo, sobre una respetable viuda que se convierte en la pajillera más famosa de Londres. Sabéis que adoro a Marianne Faithfull, con lo que -a priori- me tenía ya conquistado la peli, con una buena predisposición al menos, pero es que la groupie que se convirtió en la musa del rock por fin ha encontrado el papel de su vida tras casi veinte películas y 40 años tonteando con el cine. Estuvo a punto de llevarse el Oso de Plata del Festival de Berlín por su interpretación de esta abuela generosa que se pone a trabajar en un sex-shop del Soho londinense para poder sufragar los gastos que genera la rara enfermedad de su nieto.

tráiler de Irina Palm

...porque me gustan las pelis de peluquerías, porque es una gran comedia, agridulce, esta vez en Beirut, y porque me enamoré como tonto de Nadine Labaki,
la directora y protagonista de Caramel.