Se nos ha ido para siempre uno de los (últimos) grandes. Paul Newman probablemente sea el actor más guapo de la Historia del cine. Es difícil ser original, con tanto y tan bonito que se ha escrito sobre él estos días, pero también quiero hacerle mi pequeño homenaje por todos los buenos momentos que me ha dado.
Tuvo una infancia feliz; más que un hombre bueno, un hombre íntegro, satisfecho al final de sus días; su impresionante atractivo físico le abrió desde niño todas las puertas: lo mismo para ingresar en el equipo de rugby que en el grupo teatral del colegio. Le hubiera gustado más convertirse en un buen director escénico, pero sus ojos -y todo lo demás- eligieron por él; sin embargo, hasta que no pasó por el Actor's Studio en 1952 no llegaría a desear realmente ser actor. Joshua Logan le eligió para la representación teatral de Picnic, mientras compartía castings con Marlon Brando y James Dean que, por un lado retrasaron su inevitable llegada al cine, pero, tras la trágica muerte de Dean antes de tiempo y el histrionismo de Brando que iba a su bola, era sólo cuestión de tiempo.
Tras una primera película que siempre quiso olvidar, heredó algunos de los proyectos que estaban destinados para James Dean. Como era Marcado por el odio, segunda película de Paul con la que consigue el éxito del público y el reconocimiento por su interpretación. La película es una autobiografía de Rocky Graziano, un famoso boxeador de los 40 que acabó trabajando como cómico en TV. Además, en esta película debutó también otro de nuestros mitos: Steve McQueen.
Es el último de los grandes actores clásicos de Hollywood, y el primero de los modernos: consiguió la libertad de los grandes estudios para poder dirigir a su mujer Joanne Woodward; y con Robert Redford, quien sería casi como su segunda pareja de hecho, nos deja dos clásicos como Dos hombres y un destino y El golpe. De todos los grandes papeles que interpretó, de ninguno estaba tan orgulloso como el de marido devoto, padre amante, abuelo solícito y desinteresado filántropo. Podría haber sacado una fortuna con el exitoso negocio de sus salsas, pero a través de su Fundación lo destinó todo a causas benéficas. Mucho menos ruidoso que Redford, mantuvo siempre su compromiso político (presumía de haber sido enemigo formal de Nixon) y fue un entusiasta activista antinuclear.
Y por último, pero no menos importante, su profesión y su devoción por Juanita Woodward durante 50 años no le impidió disfrutar hasta el último momento de su otra pasión: las carreras de coches. Newman tiene el récord de ser el hombre de mayor edad en ganar con 70 años una competición automovilística de alto nivel. Si es que era perfecto...
...qué solos nos hemos quedado.
Tuvo una infancia feliz; más que un hombre bueno, un hombre íntegro, satisfecho al final de sus días; su impresionante atractivo físico le abrió desde niño todas las puertas: lo mismo para ingresar en el equipo de rugby que en el grupo teatral del colegio. Le hubiera gustado más convertirse en un buen director escénico, pero sus ojos -y todo lo demás- eligieron por él; sin embargo, hasta que no pasó por el Actor's Studio en 1952 no llegaría a desear realmente ser actor. Joshua Logan le eligió para la representación teatral de Picnic, mientras compartía castings con Marlon Brando y James Dean que, por un lado retrasaron su inevitable llegada al cine, pero, tras la trágica muerte de Dean antes de tiempo y el histrionismo de Brando que iba a su bola, era sólo cuestión de tiempo.
Tras una primera película que siempre quiso olvidar, heredó algunos de los proyectos que estaban destinados para James Dean. Como era Marcado por el odio, segunda película de Paul con la que consigue el éxito del público y el reconocimiento por su interpretación. La película es una autobiografía de Rocky Graziano, un famoso boxeador de los 40 que acabó trabajando como cómico en TV. Además, en esta película debutó también otro de nuestros mitos: Steve McQueen.
Es el último de los grandes actores clásicos de Hollywood, y el primero de los modernos: consiguió la libertad de los grandes estudios para poder dirigir a su mujer Joanne Woodward; y con Robert Redford, quien sería casi como su segunda pareja de hecho, nos deja dos clásicos como Dos hombres y un destino y El golpe. De todos los grandes papeles que interpretó, de ninguno estaba tan orgulloso como el de marido devoto, padre amante, abuelo solícito y desinteresado filántropo. Podría haber sacado una fortuna con el exitoso negocio de sus salsas, pero a través de su Fundación lo destinó todo a causas benéficas. Mucho menos ruidoso que Redford, mantuvo siempre su compromiso político (presumía de haber sido enemigo formal de Nixon) y fue un entusiasta activista antinuclear.
Y por último, pero no menos importante, su profesión y su devoción por Juanita Woodward durante 50 años no le impidió disfrutar hasta el último momento de su otra pasión: las carreras de coches. Newman tiene el récord de ser el hombre de mayor edad en ganar con 70 años una competición automovilística de alto nivel. Si es que era perfecto...
...qué solos nos hemos quedado.
Newman y Dean en una prueba para Al Este del Edén
Su filmografía tiene muy pocos puntos negros, ha sabido construirse una de las carreras más sólidas de Hollywood. Uno de los Grandes.
Mis favoritas...
La gata sobre el tejado (caliente) de zinc
Dulce pájaro de juventud
El buscavidas
La leyenda del indomable
El Golpe
La eterna seducción
Ha sido elegante y discreto hasta para morirse... Hace unos meses comunicó que se lo llevaba la muerte, que la esperaría en su casa rodeado de las personas que amaba, que no le dieran la brasa ni montaran productivos circos en su agonía, que le dejaran irse tranquilo al otro barrio... Y yo sentí ante la despedida de ese desconocido que algo se me rompía por dentro, que era como si la palmara alguien cercano por el que sientes tanto respeto como admiración, un ser que te ha regalado muchas e impagables sensaciones en el curso del tiempo.
Desde la primera vez que le iluminó una cámara, este tipo escandalosamente guapo estaba destinado al amor incondicional y eterno de ésta... Del Newman joven es incuestionable su hermosura pero también la tendencia a la sobreactuación, a los tics que deja impresos el pretencioso, narcisista, psicológico y retorcido Método... Pero cuando este hombre llega a la conclusión de que ya sabe cómo expresar lo máximo con lo mínimo, cuando le sale alguna arruga en el rostro y en el alma, sus interpretaciones de cualquier tipo de personaje alcanzan una hondura, una precisión, un magnetismo y una verdad incomparables... Cualquiera de sus interpretaciones constituye un espectáculo... ver y oír a Newman representa la plenitud de la hipnosis, la imposibilidad de desconectar ante una presencia y una personalidad majestuosas. Te enamora cuando ríe, cuando sufrre, cuando se gusta, cuando anda perdido, cuando es fuerte, cuando está desválido, cuando tiene miedo, cuando es el más chulo, cuando bromea, cuando se pone serio. Sus registros son muy amplios. Hará que te creas a sus personajes aunque nunca puedas olvidar que esos hombres siempre son Paul Newman. O sea, seducción en estado puro. De joven y de viejo, intemporal, con efecto perdurable para los espectadores del próximo siglo...
Desde la primera vez que le iluminó una cámara, este tipo escandalosamente guapo estaba destinado al amor incondicional y eterno de ésta... Del Newman joven es incuestionable su hermosura pero también la tendencia a la sobreactuación, a los tics que deja impresos el pretencioso, narcisista, psicológico y retorcido Método... Pero cuando este hombre llega a la conclusión de que ya sabe cómo expresar lo máximo con lo mínimo, cuando le sale alguna arruga en el rostro y en el alma, sus interpretaciones de cualquier tipo de personaje alcanzan una hondura, una precisión, un magnetismo y una verdad incomparables... Cualquiera de sus interpretaciones constituye un espectáculo... ver y oír a Newman representa la plenitud de la hipnosis, la imposibilidad de desconectar ante una presencia y una personalidad majestuosas. Te enamora cuando ríe, cuando sufrre, cuando se gusta, cuando anda perdido, cuando es fuerte, cuando está desválido, cuando tiene miedo, cuando es el más chulo, cuando bromea, cuando se pone serio. Sus registros son muy amplios. Hará que te creas a sus personajes aunque nunca puedas olvidar que esos hombres siempre son Paul Newman. O sea, seducción en estado puro. De joven y de viejo, intemporal, con efecto perdurable para los espectadores del próximo siglo...
Cat on a hot tin roof. (Richard Brooks,1958)
Placebo - Every you, Every me
Y ahora me voy a ver Harper, detective privado.