No sé cómo empezar este pretendido homenaje. Se me agolpan tantos recuerdos y las palabras no (me) alcanzan para expresar todo lo que siento. Albertito: un cazador de sueños, un idealista irónico, un defensor de lo palpable, siempre firme en tus ideales, creías que un mundo mejor era posible. Un ser maravilloso: sensible, positivo, guapo. Siempre dispuesto a ponerle una sonrisa al mal tiempo y buena cara a la puta vida. Eras capaz de madrugar los domingos para hacer censos de pájaros, escribir un poema a tu chica antes de bajar la basura, dibujarme lunas y estrellitas en cualquier libro, escuchar con atención absorbiéndolo todo para devolvérnoslo tan generosamente.
Aún me resisto a creerlo. Hablamos hace menos de quince días. Ahora sé que llamaste para despedirte, yo… un estúpido, tú… transmitiéndome como siempre tu enorme serenidad. Al menos pude decirte te quiero por última vez. Gracias por tus lecciones de humanidad, por vivir(nos) intensamente, por hacerme sentir que pertenezco a tu cuaderno de sueños. Me hubiera gustado tanto abrazarte, una vez más. Abrazabas como nadie sabe abrazar ya, abrazos fuertes, largos, hondos, íntimos... los echaré de menos.
En tu última fiesta reuniste a más de cien personas, y todas estaban allí por ti, sólo tú lo lograste. No me extraña que te quisiera tanta gente. Seguro que fuiste tú el que decidió que fuera así, una fiesta. Te has ido, -nadie se va si permanece vivo en nuestro recuerdo-, pero has dejado un poso muy grande, muchas semillas plantadas, y algunas darán sus frutos.
Me hubiera gustado explicar mejor lo especial que ERES, pero no sé hacerlo mejor con palabras. Alberto, cuídanos desde dónde estés.
Aún me resisto a creerlo. Hablamos hace menos de quince días. Ahora sé que llamaste para despedirte, yo… un estúpido, tú… transmitiéndome como siempre tu enorme serenidad. Al menos pude decirte te quiero por última vez. Gracias por tus lecciones de humanidad, por vivir(nos) intensamente, por hacerme sentir que pertenezco a tu cuaderno de sueños. Me hubiera gustado tanto abrazarte, una vez más. Abrazabas como nadie sabe abrazar ya, abrazos fuertes, largos, hondos, íntimos... los echaré de menos.
En tu última fiesta reuniste a más de cien personas, y todas estaban allí por ti, sólo tú lo lograste. No me extraña que te quisiera tanta gente. Seguro que fuiste tú el que decidió que fuera así, una fiesta. Te has ido, -nadie se va si permanece vivo en nuestro recuerdo-, pero has dejado un poso muy grande, muchas semillas plantadas, y algunas darán sus frutos.
Me hubiera gustado explicar mejor lo especial que ERES, pero no sé hacerlo mejor con palabras. Alberto, cuídanos desde dónde estés.
Pink Floyd - Wish You Were Here