El Grito
Angustia, desaliento, miedo, el terror del hombre moderno ante el fin de siglo. El grito como primer intento de comunicación. Percepción del lenguaje sobre sí mismo. Cuando se suspenden las palabras... Las palabras no son suficientes para expresar el horror, lo inexpresable, lo que nos sobrepasa, lo imposible de asumir. El acontecimiento nos supera. El sinsentido más absoluto desde nuestra perspectiva.
El terrorismo es inmoral. El acontecimiento del World Trade Center, ese reto simbólico, es inmoral, y responde a una globalización que en sí misma es inmoral. Pues bien, seamos inmorales. Y si queremos comprender algo, miremos un poco mas allá del Bien y el Mal. Por primera vez, nos hallamos frente a un acontecimiento que desafía no sólo la moral sino toda forma de interpretación.
Hemos visto la obra de arte más sublime jamás realizada.
El hecho de que unos seres se preparen como locos para
un solo acto durante años, lo ejecuten una vez, y mueran en la ejecución, hace que sea la mayor obra de arte jamás realizada.
Comparado con esto los compositores no somos nada.
Muchos pensaron que Baudrillard se había perdido en la retórica de su discurso, pero nada que sorprendiera porque no era nuevo su discurso: ver si no
La guerra del Golfo no ha tenido lugar. Más controvertidas fueron las declaraciones realizadas por el músico Stockhausen sobre las imágenes del 11-S. El músico declaró a través de su página web que lo que presenciamos a través de la TV es la obra de arte del siglo XXI, la más sublime, ...que había llegado la hora de la jubilación para los artistas. Estos comentarios despertaron inmediatamente la indignación de la sociedad bienpensante, le llamaron loco o frívolo en el mejor de los casos, hablaron de desprecio a las víctimas, complacencia con los terroristas. Pocos intentaron entender sus palabras. Muchos de sus conciertos fueron suspendidos, y se vio forzado a disculparse.
"Se piense lo que se piense de su cualidad estética, las Twin Towers eran una performance absoluta, y su destrucción es también una performance absoluta. Sin embargo, eso no justifica la exaltación de Stockhausen del 11 de septiembre como la más sublime de las obras de arte. ¿Por qué un acontecimiento excepcional debería ser una obra de arte? La recuperación estética es tan odiosa como la recuperación moral o política, sobre todo cuando el acontecimiento es tan singular debido precisamente a que está más allá tanto de la estética como de la moral.
Jean Baudrillard, Réquiem por las Twin Towers, 2003.
Espectáculo, según el diccionario de la RAE, es "aquello que se ofrece a la vista o a la contemplación intelectual, y es capaz de atraer la atención y mover el ánimo infundiéndole deleite, asombro, dolor u otros afectos más o menos vivos o nobles". ¿A qué se debe tanta indignación entonces? Acaso no se llaman espectáculos ...circenses... en los libros de texto a las luchas de gladiadores o la muerte de los cristianos a manos los leones. Que tengamos una idea inocente de lo que es espectáculo no quita que nos enfrentemos al acontecimiento más espectacular que hayamos visto nunca.
Pero Stockhausen no fue el único en pensar de este modo. Otro ejemplo: Iñaki Ábalos ha contado cómo el 11-S estaba sentado frente al televisor con una serie de arquitectos célebres y pudo ver la reacción de los asistentes ante el “fulgor de las imágenes” que aparecían ante sus ojos asombrados: “alguien se atrevió a hablar de la poderosa atracción visual del horror y coincidimos en que lo que estábamos viendo era la encarnación misma de lo sublime contemporáneo, un espectáculo que en la antigüedad sólo tipos como Nerón se habían permitido, y que ahora se servía democráticamente en directo a todos los ciudadanos de la aldea globlal”.
Como Nerones desde el salón de nuestro casa, ante el goce estético de una visión extraordinaria, como si viéramos una pintura, una película.
Es la sociedad del espectáculo de
Guy Debord.
Y nosotros, todos nosotros, espectadores en directo a través de la televisión. El goce de la representación de la destrucción total.
Arte tras el 11 de septiembre: Mutaciones y reaccionesNada oculta más que lo que revela
Lo que vimos no fue lo real, pero
"sus huellas han golpeado nuestra percepción con la violencia y la imprevisibilidad del shock traumático". Contemplamos lo real imaginario, es decir un estado después de lo real y antes de lo simbólico. Pero lo real de lo real, lo siniestro, no lo vimos, ni tan siquiera nos atrevemos a imaginarlo. Carece de sentido, a propósito de esas imágenes, hablar de signos, de representaciones. Nos encontramos, por el contrario, ante huellas reales, brutales, que nos golpearon, y todavía nos golpean, con la intensidad de lo real. Por ello, la TV estadounidense trató de dosificarlas, para evitar que el shock traumático fuera mayor.
¿Pero qué sucede después de esa imagen escalofriante, capaz de borrar (o de suspender) por un instante la línea entre la realidad y la ficción? Todos los discursos, comentarios y análisis posibles se quiebran, traicionarían la enorme impresión frente a la fascinación que ejerce el hecho en sí mismo. Es decir, es la representación de la violencia total, una violencia absolutamente aniquiladora; la destrucción de todo significante, que hace añicos todo signo susceptible de significación, reducidos a polvo literalmente.
Todos tuvimos una sensación de irrealidad al contemplar las imágenes. En algún momento nos preguntamos si realmente estaba sucediendo o se trataba de una de esas películas de catástrofes a las que tan acostumbrados nos tienen. Ya habíamos visto el uso de aviones comerciales como bombas contra edificios, inclusive las mismas torres gemelas, como parte de una trama de una ficción descabellada.
Ahora son hechos reales. Las Torres, metáfora de la omnipotencia de la metrópoli de la Modernidad, desafiaban erectas la ley de la gravedad hasta alcanzar el mismo cielo; un signo de poder aparentemente indestructible, invulnerable, capaz incluso de absorber y neutralizar los rayos. Imágenes escatológicas, hiperrealismo al más estilo hollywoodiense ante el derrumbamiento del mayor símbolo del capitalismo, centro económico del comercio mundial. El terrorismo también ha basado su propio espectáculo de matanza en las posibilidades de representación puestas a su disposición por los medios de comunicación. La espectacularización de lo real.
"Lo que todo el mundo veía en directo en las pantallas de televisión como la verdad auténtica, era la no-verdad absoluta; y aunque la falsificación resultaba por momentos evidente, quedaba, sin embargo, sancionada como cierta por el sistema mundial de los media, para que resultara claro que lo verdadero no era ya más que un momento en el movimiento esencial de lo falso. De esta forma verdad y falsedad se hacían indiscernibles y el espectáculo se legitimaba únicamente por medio del espectáculo mismo".
Tenemos asientos de primera fila
en este teatro de destrucción masiva
Nuestra percepción de la realidad está condicionada por la fantasía. Así, la fantasía decide lo que es la realidad. Tenemos que defender esto de una manera seria: no en un sentido idealista,
de que la realidad no existe y que sólo soñamos.
La realidad no es lo que está afuera sino lo que uno acepta como realidad.
Y si se tratara de una ficción.
Y si se tratara de la Superproducción 11 DE SEPTIEMBRE, el plan maquiavélico diseñado por el Gobierno de Washington y la Administración Bush para dominar al mundo; la primera parte de una trilogía cinematográfica que llevará por nombre “APOCALIPSIS”.
Una buena película, eh?
Y sin embargo... ¿al contemplar esas imágenes, no tuvimos la sensación de que ya lo habíamos visto, que eso ya lo habíamos vivido en cierto modo? Y así había sido, ahora bien, en forma de pesadilla cinematográfica. En
Armagedon, de
Michael Bay, hay una secuencia que serviría para ilustrar a la perfección los acontecimientos mismos del 11 de septiembre: un meteorito alcanza una de las torres. Incluso los escasos diálogos parecen del todo pertinentes (y no son casuales) para este momento:
–¡Es la guerra Grita un taxista de la ciudad. Y luego añade:
–¡Sadam Hussein nos va a matar!Y junto a
Armagedon, también lo vimos en
Independence day,
Deep Impact, o
Godzilla... films que nos ofrecían la reiterada destrucción, con leves variantes, de Nueva York y Washington, de sus monumentos y sus símbolos más emblemáticos.
El club de la lucha comienza justo tres minutos después del fatídico momento. Incluso en
Mars Attacks veíamos como los edificios más simbólicos de Nueva York eran destruidos, esta vez la amenaza exterior provenía de los extraterrestres.
Son películas muy taquilleras: millones de espectadores acuden a las salas cinematográficas donde el espectáculo de la destrucción total de nuestra civilización se repite una y otra vez. El cine de Hollywood no ha cesado de construir imaginerías catastróficas, auténticas pesadillas. Sabemos que es una simulación, pero queremos el mayor realismo posible. Sobran los ejemplos: el cine de terror, la pornografía, el
reality–show....
En las últimas décadas es significativo el desplazamiento que se ha producido en el cine de lo narrativo a lo espectacular. Los guiones flojean, los diálogos son absurdos. El mayor atractivo de estos films se encuentra en esas grandes escenografías donde se concentran las explosiones y batallas. Esta tendencia alcanza su máxima expresión en la televisión: en ella la huella audiovisual de lo real manda, imponiéndose contra toda lógica de la representación.
Mientras el cine y la TV se asoman a lo real en sus representaciones, en la Historia no se demanda realismo, sino plenitud simbólica; no se pretende la representación de lo real, sino de un orden simbólico destinado a configurar y dar sentido a lo real. No se representa la realidad tal cual es, sino más bien cómo debe ser (como queremos que sea).
La imagen de las Torres Gemelas -tótem simbólico antes incluso de que ardieran-, era una de las imágenes emblemáticas del poder financiero en Occidente. Pero la insoportable belleza del poder queda reducida a cenizas el 11-S. El miedo frente a la pulsión de querer ver. Las Torres han ardido, han caído, ya no están. En el lugar del World Trade Center sólo queda un inmenso agujero, un vacío.
Y ese vacío hay que llenarlo. …de hipótesis, de conclusiones, de teorías. En fin, hacer Historia: construir la/s realidad/es de esos hechos. Ordenar el caos. Es un hecho tan impactante que consigue aunar la realidad de nuestra cotidianeidad con un mundo imaginario que creíamos que exclusivamente pertenecía a las películas, al reino de la ficción.
El cruce de la línea entre la realidad y la ficción es lo que transforma esta noticia en algo más que eso, dándole una dimensión transhistórica. Estamos ante la creación de un arquetipo, de una referencia para la cultura del futuro que consigue actualizar diversos mitos en un solo momento. La Torre de Babel, David contra Golliat. Condena moral unánime del terrorismo, frente a la fascinante contemplación de ver la destrucción de la superpotencia mundial. ¿Estábamos ante un ataque a la primera superpotencia mundial o ante la justificación de su existencia? Acontecimientos como éste son utilizados para justificar ante los ojos de la población mundial una escalada militar que esconde claros intereses estratégicos, casi siempre económicos.
Probablemente no haya una Verdad, ni nunca la habrá.
Han pasado ya seis años y la versión oficial se cae por su propio peso. Internet está lleno de historias sobre el acontecimiento. Lo que empezó siendo una teoría de la conspiración, está convirtiéndose en una teoría creíble, verosímil al menos. El relato de los hechos no es consistente con las leyes de la física, tergiversa las prácticas de la ingeniería y el diseño de las Torres Gemelas. Según técnicos expertos las torres explotaron y cayeron como en una demolición, y se destruyeron pruebas físicas que permitirían la investigación. ¿Qué creer?
Algunas de las teorías más repetidas sobre las mentiras oficiales.
¿Por qué los mass-media ocultan y ridiculizan estas teorías si al fin y al cabo se han evocado también otras imágenes que pertenecen al acervo cultural colectivo, como la destrucción de la torre de Babel, el Apocalipsis de San Juan o las profecías de Nostradamus?
Si hasta la propia CNN quiso hacernos ver que se trataba de cosa del diablo. Interesante idea para el imaginario colectivo.
"La expresión de una angustia propiamente civilizatoria llevada a su paroxismo, pues en ellas se vislumbra el horizonte de la destrucción total. El fin –pero esta vez siniestro– de la Historia es el cese, la desaparición de todo horizonte. Son, por eso, las escenografías apocalípticas de la Posmodernidad: en ellas la fragilidad del mundo de la Modernidad alcanza su apoteosis. Y así también, en ellas, la fascinación del caos cobra la forma de un cese inmediato de la historia.
El Apocalipsis, la conciencia de la proximidad del abismo, aparece, en suma, como una posibilidad inmediata, pero esta vez desligado de toda esperanza de redención externa.
Apocalipsis, entonces, sin Dios y sin juicio final. Pues éste es uno de los datos más notables de nuestra posmodernidad: que Dios –todos lo dicen– ha muerto y sin embargo, lo diabólico, es decir, la fuente del horror, mantiene su plena vigencia. O dicho todavía de otra manera: ya sólo creemos en –ya sólo poseemos la certeza de– la posibilidad del horror.
La organización
9/11 Truth Now cree que la Administración Bush probablemente orquestó un auto atentado terrorista contra las Torres Gemelas y el Pentágono, no sólo en busca del argumento para las invasiones, sino además para coartar las libertades civiles en Estados Unidos. Inmediatamente despúes de los atentados se aprueba la denominada
Acta Patriota.
La organización defiende la tesis de que las Torres Gemelas no se derrumbaron por el impacto de los aviones secuestrados, sino por una detonación controlada a distancia.
James H. Fetzer, profesor de la Universidad de Minnesota, y muy comprometido con esta organización, asegura que sería difícil encontrar un sólo físico que esté en desacuerdo con la tesis de que el WTC se vino abajo por un estallido controlado. Se pone el acento en la incógnita de por qué se desplomó un tercer edificio del WTC, a pesar de que ninguna aeronave lo impactó.
Hoy mismo se presentaba el final cut de Loose Changes,
escrita y dirigida por Dylan Avery, tercera versión de un documental tipo Michael Moore sobre esta sorprendente teoría.http://video.google.es/videoplay?docid=3819618435698830727&q=loose+changes+spanish¿La libertad versus La seguridad?
Seguridad versus libertad: un debate inadmisible, Xavier Caño TamayoUna visión muy interesante desde el punto de vista del Islam.El choque de civilizaciones será en el futuro punto de encuentro.
El escritor
Thierry Meyssan es otro de los críticos feroces que cuestionan la versión oficial. Estas son algunas de las preguntas que se hace:
–¿ Por qué George W. Bush dice haber visto el primer avión estrellarse por televisión a las 8:40 AM, si las imágenes no se transmitieron hasta las casi las 9 de la noche de ese día...?
–¿Por qué no aparecieron los restos del avión ni los pasajeros que dicen que chocó en el Pentágono...?La Gran Impostura (L'Effroyable imposture, Thierry Meyssan) Texto completo de 11 de Septiembre: escenarios de la Posmodernidad, Jesús G. RequenaPor último, lo juro, hay gran cantidad de anécdotas y curiosidades en webs y blogs en torno al 11 de Septiembre: (para wikipedia, tb hubo una versión oficial). He intentado evitar algunas teorías absurdas, supercherías varias y bulos que responden a intereses oscuros (como que ningún judío acudió a su puesto de trabajo en el WTC aquel día).
He querido destacar dos que me han resultado muy curiosas. Se trata de dos anécdotas referidas a dos artistas que, cada uno en su tiempo, se les consideró visionarios.
-Leonardo Código Abierto: 9/11 y Gemini. Este blog centrado en la figura de Leonardo Da Vinci nos habla de la aparición de un posible cuadro perdido de Da Vinci que representa a dos gemelos besándose ante el Espíritu Santo. Leonardo es muy recurrente para asuntos en los que entramos en el terreno de lo simbólico.
-Alfredo en su Butácora se daba cuenta de una casualidad asombrosa, casualidad ...o música profética? Prestad atención a la parte final del vídeo. El último minuto y medio. Laurie Anderson - Smoke Rings (Home of the Brave, 1986)Home of the Brave, es una película concierto performance de la cantante
Laurie Anderson, artista multidisciplinar siempre próxima a las vanguardias. Era mi canción favorita: el mejor momento de la película. Me compré el disco sólo por esta canción. El sentido que cobra ahora la parte final del vídeo (los últimos 91'1 segundos, jeje) es alucinante. Quedamos en
el blog de Alfredo que se trataba de una casualidad, seguramente inocente, pero no me negaréis que es una siniestra coincidencia que el número de emergencias en EEUU sea el 911. Volveré sobre este disco en forma de
post. Y no es la única canción del álbum que podría haber ilustrado el tema que tratamos.
You know?/ I don't believe there's such a thing as TV/ I mean/ They just keep showing you/ The same pictures over and over/ And when they talk they just make sounds/ That more or less synch up with their lips/ That's what I think/ Language It's a virus!Languaje is a virus from outer space: