(Re)Póker de Divas en Madrid'69
En unos minutos da comienzo por fin la primera Semifinal del 57º
Festival de la Canción de Eurovisión en Bakú, Azerbaiyán (hasta se aprende Geografía). Puede que sea el programa de TV más criticado del año, pero algunos no perdonamos nuestra cita obligada con el gran
show musical europeo del año. El nivel de las canciones suele dar lo mismo, porque el espectáculo suele estar garantizado, y siempre se pesca algo interesante en río revuelto. ¡Y cuánto más petarda y kitsch sea la gala mejor! Rodeado de las lenguas más afiladas que tenga uno a su alcance, con la habilidad para sacar punta a los estilismos o escudriñar hasta el detalle las puestas en escena más atrevidas.
Europa está al borde del abismo: la situación política y financiera que atraviesa la vieja Europa hacía pensar que esta edición más que nunca fuera una buena oportunidad para la crítica. Pues, ni Grecia... Pasaron los años en que los representantes de Israel actuaban con chalecos antibalas, España se marcaba un tango en Londres en plena guerra de las Malvinas, o las puyitas de Ukrania a la madre Rusia.
Eurovisión es pluma y lentejuelas, fuegos de artificio, violines y patinadoras, y este año Eurovisión busca desesperadamente una nueva
Diva (y una buena canción) como aquellas de los años 60 que le devuelva el esplendor perdido. Creo que he sumado hasta un total de 23 países que cuentan con una representante femenina. Desde que la vi por primera vez me fascinó
la sueca Loreen, una de las claras favoritas de todas las quinielas. También tengo muchas ganas de ver sobre el escenario el próximo sábado a
la italiana Nina Zilli (Italia ha regresado con fuerza al festival). Entre las varias
shakiras o
jennylous intercambiables hay que destacar a
la rumana Mandinga, que nos hace un guiño con su tema (pero Rumanía no necesitaba cantar en castellano para llevarse los 12 puntos de España). La más diferente, la más diva de todas, es
Rona Nishliu, la björk albanesa, y otra que puede dar la sorpresa el día de la final sólo con su voz. Pero entre tanta balada, y tanta aspirante a
eurodiva, no hay que perder de vista a las abuelas rusas, porque son una inyección de buen humor, por ser la propuesta más friki desde el
Chiquilicuatre, y porque se han convertido en las auténticas protagonistas del Festival antes de que comience.
El cupo
queer del festival es más bien escaso, pero estará asegurado con
Noruega: un cantante y modelo de origen iraní sin demasiadas opciones, e
Irlanda: los gemelos Jedward que ya participaron el año pasado, y que cuentan con opciones para ganar el certamen (son muy conocidos por los
eurofans). Poco espacio para el Rock que había gozado de cierta presencia en pasadas ediciones, pero muy bien representado por
Suiza: Sinplus -
Unbreakable,
y
Eslovaquia: Max Jason Mai -
Don't close your eyes.
No tiene ninguna posibilidad de pasar a la final del próximo sábado. El representante de Montenegro es probablemente el personaje más friki del Festival (junto a las matriuskas rusas). Pero tiene al menos un mensaje que c@ntar.
Euro skeptic,
analfabetik, try not to be hermetic.
Euro Neuro don’t be skeptik,
hermetic, pathetic, analfabetic
forget old cosmetic
you need new poetic, estetic
eclectic, dialectic
Rambo Amadeus — Euro Neuro
http://www.eurovision.tv/page/baku-2012
http://www.rtve.es/television/eurovision/